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Chapter 2 - Capitulo 1 - Jiro (1).

Los cuervos volaban en el horizonte, tres en total, y cada uno de ellos tenían cartas atadas a las patas y dejaban plumas negras por donde pasaban. 

Cada uno de los cuervos tenia destinos diferentes.

Uno de los cuervos voló a las Islas Lalond, territorio de la familia Lalond, llego hasta una ciudad, y subió hasta el castillo más alto, una de las ventanas estaba abierta y la uso para entrar en la habitación de un joven, la del hijo menor de la familia Lalond, Jiro.

Por sus venas corría la sangre de un linaje de sanguinarios guerreros, un linaje tan antiguo que han puesto el nombre de su familia a las islas que dominan, son reconocidos por su violencia y deseos de grandeza. Son formidables e inamovibles como una montaña, y cuando se dignan a salir de sus territorios, es para participar en una guerra donde el derramamiento de sangre esta asegurado.

Jiro tomó el cuervo por sorpresa, lo tomo por la fuerza, le quito la carta que llevaba en sus patas y la dejo en una mesa, pero no se digno a soltar el cuervo. El animal puso resistencia moviendo sus alas y picoteando las manos del joven que lo sostenía y apretaba, pero poco o nada podía hacer una ave en contra de un humano, y mucho menos si se trataba de un Lalond.

Con una mano sostenía al cuervo, y con la otra le arrancaba las plumas de una en una, hasta que el ave murió.

—Con todas estas plumas jamás me quedare sin poder escribir, aunque aun me falta conseguir tinta.

Un amante de la escritura, esa era el único pasatiempo que Jiro disfrutaba, pero su padre le había prohibido volver a escribir, el lo consideraba una pérdida de tiempo.

De pronto escucho que alguien se acercaba, escondió las plumas negras bajo las sabanas en las que dormía y tiro el cuerpo del cuervo por la ventana. Cayó en el patio del castillo, justo alado de unos guardias, estos se asustaron al ver que había caído el cuerpo del animal desde el cielo a un lado de ellos.

La manija de la habitación se comenzo a girar.

—Voy a pasar, hijo.

Era un hombre alto, fornido y guapo, su caballo era corto al puro estilo militar, aunque eta un rey, el se negaba a vestir con joyas o ponerse ropa elegante, preferia ir con su usua armadura de caballero.

Aunque su relación padre e hijo no era la mejor de todas, seguían siendo familia, y Jiro conocía a su padre muy bien.

—Vi a un cuervo entrar por tu ventana cuando estaba en el patio, así que vine para ver el mensaje que trajo.

Había subido las escaleras cuesta arriba sin quitarse su pesada armadura, lo cual demostraba su inmensa fuerza bruta y su resistencia fisica.

—Por supuesto padre, la carta esta sobre la mesa, aún no me he atrevido a abrirlo.

—Hiciste bien en no hacerlo, sabes mejor que nadie que las cartas de plumas negras, son un signo de mal augurio.

Aunque su hijo Jiro no era un creyente de las supersticiones, su padre era todo lo contrario, era un hombre precavido y cuando escucho que las plumas negras de los cuervos traían mala suerte, decidió darles caza a todas esas aves en las Islas de Lalond. Así que, cuando aparece un cuervo en el territorio Lalond, es solo por que lleva un mensaje consigo.

El padre tomó la carta que estaba sobre el escritorio de su hijo y leyó su contenido en silencio.

Su rostro cambio en una mueca de ira con cada palabra que leía, rechino sus dientes y le dio la carta a su hijo.

-Léela tu mismo.

Jiro sin comprender solo se limito a leer en silencio, y el mensaje era el siguiente:

"Me comunico con usted para informarle sobre la muerte de todos los miembros del recientemente formado, pelotón Gael, los cuales fallecieron en manos de los mercenarios contratados por el traidor del reino. Aunque sabemos que no existe precio por la muerte de su familiar, se le ofrece una compensación cómo un signo de disculpa de mi parte, y si desean recuperar el cuerpo de su familiar, solo necesitan presentar esta carta en el castillo del rey. Atentamente, Jhorge Velton, General de la milicia de Grirem."

La ira de su padre era infinita, aunque era un hijo bastardo el que había muerto, seguía siendo su hijo y lo apreciaba por lo que era. Y cuando leyó sobre la compensación, fue como si le insultaran a la cara, incluso Jiro, estaba molesto por el mensaje.

Jiro apretó ambas manos hasta derramar sangre, y su padre se mordió los labios para no perder las formas frente a su hijo de 18 años.

—¿Qué haremos ahora padre?

—No lo sé, todo esto me huele mal, como si todo estuviera orquestado desde el inicio.

—Padre, deja tus supersticiones, no es el momento para eso.

Su padre no respondió, pero se notaba que el comentario de su hijo le molesto en más de un sentido. Al final se resignó y soltó un suspiro para contenerse.

—Lo dijo en serio, aunque tienes razón, darle más vueltas al asunto no tiene sentido, lo principal será recoger el cuerpo de tu hermano y traerlo de regreso, darle un entierro digno como merece es lo mejor que podemos hacer.

—No te preocupes, puedes mandarme a mi si es necesario, después de todo…— Antes de poder acabar su frase, su padre lo interrumpió para terminarla el.

—Un Lalond siempre debe permanecer en las islas para cuidarlas, y si te dejo a ti, dudo que puedas defender correctamente el territorio de los constantes ataques de los piratas del sur.

—Entonces está decidido, partiré a la capital de Grirem, La Costa, todo sea para recuperar su cuerpo.

—No, aun no partirás a la capital, porque resulta que mi gran amigo, el rey mismo, me entere de esto hace medio mes, ya he preparado todo para su llegada, y si no estas presenten cuando lleguen a nuestras puertas, me dejaras mal parado ante el.

—En ese caso, no queda de otra más que dejar a mi hermano pudrirse en la capital.— añadió Jiro con molestia.

—Entiendo que no te guste, y créeme cuando te dijo que realmente deseo deshacerme de ti lo antes posible, pero no queda de otra.

Strider Lalond, padre de Jiro y de su hijo bastardo, Jideon. Conocido por ser un antiguo genio de la guerra, hábil con todas las armas conocidas, y un estratega capaz de vencer a un ejercito con solo una docena de soldados fieles. Las Islas Lalond antiguamente era atacada de forma constante por piratas que venían de otras tierras, tierras lejanas y sombrías. Pero cuando Strider heredo las islas después de la muerte de su padre, se propuso a defender las islas Lalond de todo pirata que se atreviera a pisar su territorio.

Desde entonces, las islas han podido prosperar y muchos hombres se han único a la causa de Strider para defender las islas de los piratas.

Y como futuro heredero de la familia, debe aprender de su padre y convertirse en un hombre digno del apellido Lalond.

Pero había un problema, y es que su hijo Jiro no tenía potencial con la espada, ni siquiera sabía como sostener un cuchillo sin cortarse por accidente. Su hijo bastardo, Jideon, era mejor que su hijo legítimo, incluso llego a pensar en convertirlo en su heredero y deshacerse de su espeluznante hijo Jiro. Pero, después del incidente con la sirvienta que intento matar a su hijo, pudo ver que la sangre Lalond corría por las venas de Jiro, solo era cuestión de tener paciencia y entrenarlo.