Acababa de pasar a preparatoria, había dejado atrás a todos aquellos a los que consideraba amigos, ya que el 90% de mis compañeros de secundaria se habían cambiado de escuela y el otro 10% quedó en otro salón muy diferente al mío, lo único bueno de ese día era que había quedado en el mismo salón que mi mejor amigo, Tobías, era un chico más alto que yo, cabello color miel y los ojos más grises que haya visto en mi vida, mi hermano y yo lo conocíamos desde que éramos muy pequeños, nuestras madres son buenas amigas, así que siempre ha ido a jugar con nosotros mientras nuestras madres platicaban, es la persona a la cual le tengo más confianza en todo el mundo y es la única persona que me aceptaba tal y como era. La gente a veces pensaba que Tobías y yo nos gustábamos (o éramos novios, que era la que mas pensaban) , ya que pasábamos demasiado tiempo juntos, era como mi segundo hermano mayor, siempre éramos Tobías y yo, nos teníamos demasiada confianza.
Era lunes, más específicamente, lunes 11 de Agosto, mi despertador sonó a las 5:00 am, me puse mis mom jeans azul bajito, mi camisa del colegio tipo polo, nueva, obviamente, nos dan camisas diferentes en cada curso, los de primaria usan una camisa verde fuerte, los de secundaria una blanca, y los de prepa una azul marino, quedaba súper bien con todo y eran muy cómodas, después me puse mi suéter universitario a blanco y negro y mis converse negros, me hice una cola de caballo y me la amarré con una pinza para el pelo, odiaba tener el pelo largo, tenia que peinarme siempre, me daba muchísimo calor, solo estaba esperando el momento para agarrar las tijeras y cortármelo yo sola. Cuando terminé de arreglarme fui a despertar a mi hermano, Owen, era dos años mayor que yo, éramos físicamente iguales, cabello pelirrojo, pecas y ojos azules. Dos veces a la semana me tocaba ir a despertar a Owen, al igual dos veces a la semana le tocaba ir a despertarme, su cuarto estaba hasta el otro lado de nuestro pasillo, mi casa era muy grande, teníamos como 2 mini secciones, mamá y papá tenían una sección y Owen y yo otra, en la sección de mis papás ellos tenían su cuarto, el estudio de mamá y el mini gimnasio de papá, y de nuestra sección estaban mi cuarto, el de Owen, al igual que mis papás, un estudio y un mini gimnasio, en medio de las dos secciones estaba la cocina, la sala y el comedor. Bajé a desayunar, me senté en la barra que estaba en frente de la cocina, bajó Owen todo arreglado, como si tuviera una cita o intentára impresionar a alguien.
-¿Y esa ropa?-. Pregunté en tono de burla
-Es el primer día de clases, mi último año, y quiero estar presentable-. Me dijo mientras se abrochaba el cuello de su camisa, en eso bajó mamá de las enormes escaleras, se dirigió hacia la cocina y tuvimos la misma pelea de siempre.
-Owen te llevará a la escuela-. dijo mamá.
-Yo puedo ir sola, no está tan lejos la escuela-.
No quería que Owen me llevara, conocía a toda la escuela y era incómodo estarlo esperando a que terminara de saludar a todos sus amigos, me miraban extraño.
-Tenemos que irnos a trabajar, el único que te puede llevar es tu hermano, además de que Tobías se sentirá solo si no vas-.
-uyyyy Tobías, Tobías-. dijo mi hermano tapándose la cara, simulando ser yo.
-idiota-. Le di un codazo en el brazo, volteándole los ojos
-Disfruta que tu hermano te lléve, ya los demás días te irás con Tobías-.
-Mamá, si sigues dejándola sola con Tobías se van a enamorar más-. Dijo Owen poniendo su codo sobre mi cabeza.
-Por lo menos tengo con quien pasar el tiempo, tu ni amigos tienes-.
-Mamá, ¿Ya escuchaste lo que me dijo tu hija?-. Dijo Owen en un tono (según el) sorprendido.
-¡Basta los dos!-. Gritó mamá desde el otro lado de la cocina. -Owen, si no dejas a tu hermana en paz la acompañarás todos los días-.
-Genial Cass-. Dijo Owen en tono sarcástico mientras tomaba nuestras mochilas del piso y me jalaba hacia la puerta.
● ● ●
Al llegar a la escuela, todos se acercaron a nosotros para saludar a mi hermano, era muy incómodo, las chicas se lo ligaban en frente mío, me daba asco el solo pensar que hacían fila por mirar a mi hermano, jugaba Vóley, era alto y atlético, todas querían a un chico así, ni siquiera era tan guapo si lo mirabas bien.
-¡Mis acomodadores favoritos!-. Escuchamos una voz detrás de nosotros que se acercaba más y más.
-Ahí vienes tu de enfadoso-. Replicó Owen mirando hacia donde se escuchaba la voz.
Sentí que alguien me abrazaba por el cuello y ponía su cara sobre mi hombro.
-hola pequeña. dijo Tobías mientras hacia su sonrisita que siempre hace, me hace sentir cómoda y protegida, era de esas sonrisas que las mirabas y se te iluminaba la vida.
Miré hacia un lado
-¡Toby!-. Dije abrazando a Tobías.
-y este año, ¿Cuántas veces nos mandarán a detención?-. Cuestionó Tobías más animado de lo normal.
Mi hermano volteó rápidamente, con su mirada de persona responsable, deseando no haber escuchado eso. El año pasado casi nos expulsan a Tobías a mi por poner polvos pica pica en la silla de un compañero que siempre nos hacía burla. Ese día Owen tuvo que ir a "abogar" por nosotros para que no nos expulsaran. Owen a veces exageraba mucho, decía que siempre nos sacaba de detención, cosa que no era cierto, pero le gustaba alardear con sus amigos de que el era el más responsable de los tres.
-Este año no, Cass, no quiero recogerlos todos los días en detención. Este año va a ser tranquilo-. Dijo Owen
-Calma hermanito, yo cuidaré de que cass no se meta en problemas, tu confía en mi-. Tobías le susurró a Owen tomándolo del hombro mientras le guiñaba el ojo.
-Por favor no-. Suplicó Owen-. Soló…. Encuentren su salón y entren, sin hacer ninguna tontería.
-¿A que salón nos dirigimos bella dama?-. Preguntó Tobías haciendo una reverencia ante mi, simulando ser un príncipe.
-1D, mi gran caballero-. dije y al igual que el, hice una reverencia.
-Mi bella dama, ¿me permite llevarla al salón de clases en el cual estudiaremos por el resto del año?-. tomó mi mano y la besó
-Por eso y muchas razones mi hermano piensa que nos gustamos-. Le dije mientras caminaba hacia la entrada de la escuela
Tobías caminó muy sigilosamente hacia mi, se agachó, me tomó de las piernas, me cargó en su hombro y salió corriendo, conmigo en su hombro, parecía costal de papas.
-¡Si los suspenden otra vez, no voy a abogar por ustedes, ¿Entendieron?!-. Gritó Owen intentando que lo escucháramos, pero ya estábamos demasiado lejos.