Lidia: 『 Shun, ¿estás seguro que este es el camino? 』
Shun: 『 Mmm… Más o menos. 』
Lidia: 『 ¿Qué clase de respuesta es esa? 』
Shun: 『 No te preocupes, solo hay que avanzar hacia el Norte. Además, tampoco está muy lejos. 』
Shun y Max habían ideado un plan para evacuar a los trabajadores del castillo y llevarlos a la frontera para conseguir refugio. Sin embargo, las cosas se salieron de control debido a la intrusión de los soldados grises a la residencial de trabajadores del castillo, obligándolos a separarse e improvisar la manera de salvar a toda la gente de la zona.
Gracias a ello, nos halló por mera coincidencia y nos rescató a tiempo de un soldado que estuvo cerca de capturarme y de asesinar a la Sra. Aarden. Ahora, con su ayuda, nos guiaba hacia la intersección de caminos del Norte, en donde se reuniría con Max y con los demás trabajadores.
Habíamos evitado usar el camino convencional para no llamar la atención, así que nos escabullimos por en medio del denso bosque, detrás del castillo, sin saber si en verdad íbamos por buen camino, únicamente caminábamos hacia adelante y sin tomar desvíos. Mojamos nuestros pies al sortear el río y nuestro andar se volvía lento por el cansancio. Las sirvientas se veían bastante exhaustas y Shun lo disimulaba, los múltiples rasguños de sus brazos y piernas señalaban que estuvo combatiendo por un largo tiempo.
En tanto, yo me seguía cuestionando a cerca de los secretos que mi padre estaba ocultando, empezando por aquel pasaje subterráneo que tenía preparado: ¿Sería acaso que realmente era una ruta de escape? Si es así, entonces, ¿por qué también había un camino alterno que llevaba al calabozo y por qué justamente a ese lugar?
Lidia: 『 Oye, Shun. Sobre lo que te dije… 』
Shun: 『 ¿Lo del calabozo? 』
Lidia: 『 Sí. ¿No te parece extraño? 』
Shun: 『 No tanto, en realidad. Me imaginaba que algo así estuviera en el castillo. De hecho, es probable que en otros sea igual… Pero… 』
Lidia: 『 ¿Pero? 』
Shun: 『 … Nada importante. Ya casi llegamos. 』
Fue como si evadiera la pregunta, se quedó callado y pensativo sobre lo que dijo. Parecía que algo le inquietaba con respecto al tema, algo que no cuadraba muy bien.
Shun se detuvo de pronto junto a un árbol que le llamó la atención, inspeccionó la base de su tronco y tocó la húmeda tierra con sus dedos. Todas lo miraban con extrañeza y curiosidad por lo que estaba haciendo, tratando de adivinar qué es lo que hacía.
Eva: 『 *Murmuro* ¿Qué creen que hace? 』
Marta: 『 *Murmuro* Tal vez examinó el terreno. 』
Sirvienta cotilla: 『 *Murmuro* ¿No es eso un poco raro? 』
Jessica: 『 *Murmuro* Pues, siempre ha sido un poco raro. 』
Eva: 『 *Murmuro* Pero eso lo hace más interesante. 』
Sirvienta entrometida: 『 *Murmuro* Además, él y su hermano son bástate guapos. 』
Eva: 『 *Murmuro* ¡Verdad que sí! 』
Por alguna razón, oír sus murmullos me generaba una irritación y molestia constante. Era increíble que hablaran de esa manera después de todo lo que pasó. Sin embargo, eso no tendría que ser algo por lo que me tuviese que interesar, no entendía por qué me enojaba tanto algo tan insignificante y sin importancia.
Jessica: 『 *Murmuro* ¿De nuevo? 』
Marta: 『 *Murmuro*¿Qué estará haciendo? 』
Verónica: 『 Hijo, ¿qué suce−? 』
Shun: 『 ¡Shhh! No hagan ruido. 』
De nuevo, Shun se frenó y se quedó estático, generándonos una cierta incertidumbre que se volvía palpable. Pidió silencio y las sirvientas dejaron de susurrar. Solamente se oían las ligeras ráfagas de viento que sacudían las ramas deshojadas de los árboles. No entendíamos realmente qué es lo que deseaba escuchar.
Lidia: 『 Shun, ¿qué es lo que pasa contigo−O−Oye! ¡¿A dónde vas?! 』
Shun: 『 Sigan avanzando, pronto encontrarán a Max. Las alcanzo luego. 』
Lidia: 『 ¡¿Qu−?! ¡No! ¡Oye, aguarda! 』
Reina Mireia: 『 ¡Lidia! 』
Verónica: 『 ¡Señorita Lidia, espere…! Alteza, perdón por pedírselo de esta forma, pero necesito que dirija a las chicas. ¡Iré por ellos! 』
Reina Mireia: 『 ¿E−Eh? ¡A−Ah, Verónica…! ¡Ouuuuh…! Supongo que… lo intentaré. 』
Corrí tras de Shun, procurando ir lo más rápido que pudiese para no perderlo, pero no era capaz de seguirle el ritmo y los arbustos me dificultaban seguirlo. Fue hasta unos metros más adelante que pude encontrarlo recargado tras el grueso tallo de un árbol.
Lidia: 『 ¡¿Qué pasa contigo!? ¡¿Por qué de pronto−?! 』
Shun: 『 ¡Shhh! 』
En cuanto le reclamé por su actitud tan sospechosa, me tapó la boca con su mano y chitó para callarme. Las voces de un grupo de hombres se percibían delante de nosotros, sobre un pequeño claro en el bosque. Los tonos que escuchaba eran muy graves y roncos, de entre los cuales, había uno que me parecía muy familiar.
Hombre desconocido: 『 Me sorprende verlo por aquí. Pensaba que lo encontraría sentado en su ostentosa silla como siempre…, rey Van Laar. 』
Rey Van Laar: 『 ¡Jum!, comparado con la que usted tiene, no es algo de lo que pueda alardear… rey Narek. 』
Era mi padre, vestido con una recta y elegante armadura dorada, hablando con un hombre muy alto que le sacaba al menos unos 10 cm más y que engalanaba, de igual forma, una armadura de color rojo, acompañado por un par de soldados en armadura negra. A su lado, tenía al Sgto. Rask, también portando su armadura tradicional, y al Sr. Ruffus llevando en mano un pergamino enrollado. Ambos sostenían una rígida y poco carismática conversación donde se señalaban el uno al otro.
Shun me soltó y me pidió que me quedase oculta y en silencio para no ser descubiertos. Se escabulló por detrás de los arbustos y árboles hasta llegar al otro lado del claro, donde podría ver mejor lo que acontecía. Los dos espiábamos a la distancia, desde un extremo diferente, y con el mayor sigilo posible para averiguar qué es lo que discutían.
Rey Narek: 『 Dígame majestad, ¿hay algo que le moleste? 』
Rey Van Laar: 『 Quizás yo debería preguntarle eso, alteza… Sr. Ruffus, ¿le podría recordar los lineamientos del tratado entre ambas naciones al rey Narek? 』
Ruffus desenredó el papel y empezó a leerlo en voz alta, haciendo remembranza de un acuerdo de paz entre los reinos de Haiza y Tikalt, donde se acordaba que ambas naciones sostendrían un intercambio comercial mutuo que, en consecuente, establecería una alianza y un pacto de no agresión entre ambas.
Rey Van Laar: 『 Si tuviese alguna indiferencia conmigo, podría considerar pedir una audiencia entre gobernantes antes de enviar a sus tropas a atacar a mi gente, ¿no lo cree? 』
Rey Narek: 『 Sin duda sería lo más sensato. Sin embargo, después de la última reunión que tuvieron ambas naciones, lo veo poco factible. 』
Rey Van Laar: 『 Creo haberme disculpado con usted y su gente por lo acontecido en esa noche. Envié una carta, personalmente, donde esclarecía los hechos que provocaron la repentina cancelación del compromiso. Tanto el Sr. Ruffus y el Sgto. Rask lo pueden confirmar. Creí que le quedaría claro que todo fue un malentendido. 』
Rey Narek: 『 Ciertamente, recibí una carta… No obstante… 』
Uno de los soldados negros se acercó a su rey y le entrego un sobre abierto con una hoja de papel doblada dentro de ella. La arrojó a los pies de mi padre para que la observase y se diera cuenta de lo que en verdad contenía dicha carta.
Srio. Ruffus: 『 ¿Una carta en blanco? ¡E− Esto no puede ser más que un error, majestad! 』
Hay quienes no lo saben, pero una carta en blanco es una señal de que el remitente no tiene interés alguno de hablar con el destinatario, siendo clara señal de evasión y desacuerdo entre ambas partes, pudiéndose considerar también como marca de enemistad.
Si alguien enviase una carta así al tercer país más grande y poderoso del continente, se le tacharía de loco y estúpido por retar a una fuerza tan colosal como esa. En todo caso, no creía que fuese cierto que mi padre se atreviera a hacerlo, siendo un hombre demasiado cauto con sus decisiones. No sería tan tonto como para desafiar al rey de Tikalt, pero la escena que presenciaba hacía creer lo contrario. No me convencía de que así fuera, tenía que haber alguna clase de discrepancia en esto.
Srio. Ruffus: 『 Señor Narek, nuestro rey jamás tendría intención de faltarle al respeto de tal manera, ni mucho menos− 』
Rey Narek: 『 ¡Silencio! ¿Quién se cree usted para cuestionar la verdad?... Escucha, Argus, este es el castigo por tu arrogancia e hipocresía. Si no me das lo que por derecho es mío, no me dejas más opción más que seguir con esto. Tu gente pagará las consecuencias si te abstienes a romper nuestro acuerdo. 』
Parecía que el rey Narek reclamaba que se le entregara algo que mi padre le prometió. Tenía que ser algo de vitalísima importancia y de altísimo valor como para iniciar una invasión y un conflicto armado que cobrara la vida de cientos de personas inocentes. Sea lo que sea, lo quería de forma inmediata y sin falta.
Rey Van Laar: 『 … ¡Jum!..., perdóname, Avak, no puedo hacerlo. Incluso si te la diera, no habría garantías de que tu deseo se cumpliera… Ha crecido tanto que no creo que te permita tenerla. 』
Rey Narek: 『 ¿A qué te refieres? 』
Rey Van Laar: 『 Digamos que está en su fase rebelde… Bueno, dado que hemos llegado a esto, ¿qué te parece si le ponemos fin? 』
Los dos reyes desenfundaron de su cintura su respectiva espada. La hoja del rey de Haiza era reluciente como la plata, el mango estaba recubierto de una capa de cuero negro y la guarda vislumbraba con un peculiar patrón decorativo que poseía, era una hermosa y recta pieza de acero con una linda y ligera curva en forma de 'S' en el filo, con un estilo propio y particular. Por el otro lado, la del rey de Tikalt era un poco sobria, pero mucho más imponente; tenía una larguísima y ancha hoja de color rojo opaco, como su armadura, que intimidaba, y una extraña empuñadura cristalina amarillenta que juntaba en una sola pieza al pomo y la guarda.
El Sgto. Rask también desenfundó y el Sr. Ruffus se resguardó tras los árboles, dando espacio para que los tres se batieran en duelo. No era como la ocasión en que Shun y Sevan se enfrentaron, se estudiaban más que los jóvenes y sus miradas eran mucho más frías; sin decirse una sola palabra, esperaban a que un bando diera el primer movimiento para iniciar.
Verónica: 『 ¡Lida! 』
Lidia: 『 ¿Sra. Aarden? 』
Verónica: 『 ¡Dios, por fin te encuentro! ¿Por qué salió corriendo también? ¡Sabe que ir sola por aquí es peligroso y−! 』
Lidia: 『 *Susurro* ¡E−Espere, baje la voz! 』
De pronto apareció la madre de Shun en busca de nosotros y sin mesura de su volumen de voz. Chité para intentar que guardara silencio, pero en vez de eso, clamó indignada porque su hijo y yo hacíamos el mismo comportamiento misterioso de hace rato.
Verónica: 『 ¡No entiendo lo que les pasa a ustedes dos...! ¿Mmm…? 』
Lidia: 『 ¡KYAAAH! 』
Verónica: 『 ¡KYAAAH! 』
Al provocar mucho ruido, los soldados de armadura negra que acompañaban al rey Narek aparecieron repentinamente detrás nuestro, sin hacer ningún sonido. Nos atraparon y sacaron del escondite, siendo descubiertas en el acto.
Rey Narek: 『 Me preguntaba por qué tanto ruido…, y quién lo diría. 』
Rey Van Laar: 『 ¡Lidia! 』
Rey Narek: 『 Sin duda te gusta alargar mucho las cosas, ¿no es así? Pudiste entregármela desde el principio. 』
Lidia: 『 ¿Huh? 』
Rey Van Laar: 『 ¡Te dije que no te la daré! 』
Rey Narek: 『 ¡Y yo he dicho que me pertenece! 』
Ambos se embistieron y chocaron sus espadas de frente. Se atacaban de manera sucesiva y simultánea a una velocidad impresionante que apenas podían seguir mis ojos. Se movían por todos lados, adentrándose al denso bosque mientras seguían combatiendo incesantemente.
El Sgto. Rask confrontó a uno de los soldados de Narek, entretanto el otro nos aprisionaba en el suelo con las manos en la espalda. Ambos estaban a la par y no parecía que lograra sobrepasarlo para tratar de liberarnos. El viejo soldado no podía contra la extrema rapidez con la que atacaba su enemigo inquieto.
Nos quedamos contemplando la frenética batalla sin poder hacer otra cosa; por más que intentábamos zafarnos, el fuerte apriete del militar nos imposibilitaba por completo. Fue entonces que un cuerpo a contraluz descendió desde las ramas de los árboles y se abalanzó a la espalda del soldado, tajando su cuello antes de que intentase desenvainar. El quejido del invasor distrajo a su compañero en pleno duelo y el Sgto. Rask aprovechó para desarmarlo y atizarlo en el casco.
Shun: 『 ¿Están bien? 』
Lidia: 『 Sí, gracias. 』
Verónica: 『 ¡Luvric, ¿qué es lo que está pasando?! 』
Sgto. Rask: 『 Algo muy grave. Y no deberían estar aquí, especialmente usted, princesa. 』
Lidia: 『 ¿Y−Yo? 』
Sgto. Rask: 『 Shun, que no la encuentren, llévala a un sitio seguro y que esté lo más lejos posible de aquí, incluso si es al otro lado de la frontera, no me importa, ¿entendiste? 』
Shun: 『 Sí, maestro. ¡Deprisa! 』
Lidia: 『 ¡¿UAAAH?! 』
Verónica: 『 ¡SHUN, E−ESPERA! 』
Shun colocó su espada en su cinturón y nos tomó a ambas de la mano, obligándonos a correr por el bosque mientras nos alejábamos de ese sitio. Avanzábamos sin detenernos; por más que le pedíamos que fuera despacio, no nos hacía caso y nos llevaba a rastras los más aprisa posible.
No obstante, cruzamos con Narek, quien salió de repente de la vegetación, replegándose de un ataque de mi padre y poniendo la vista en nosotros. Estiró su brazo izquierdo hacia mí, como si intentara alcanzarme, sin embargo, mi padre apareció también y saltó sobre él, impidiendo que se nos acercara.
Lidia: 『 ¡¡Padre!! 』
Rey Van Laar: 『 ¡¡Lidia, vete de aquí!! ¡¡Huye!! 』
Narek buscaba la forma de despegársele, pero mi padre se lo impedía. Ambos se plantaron y volvieron a cruzar espadas en duelo de poder a poder, se empujaban uno contra el otro para saber quién tenía más fortaleza.
Shun volvió a jalar de nosotras y nos apartó de ellos. Un extraño sentimiento dentro de mí me hacía no querer alejarme de mi padre, pero, por más que lo deseaba, me mantuve corriendo junto a Shun y la Sra. Aarden mientras veía como nos distanciábamos.
Rey Narek: 『 No importa que tanto intentes postergarlo… Sabes que cada mascota tiene un dueño. 』
Rey Van Laar: 『 ¡Maldito−AAAGH! 』
Con su brazo libre, Narek tomó por sorpresa al rey y le propinó un fuerte golpe al abdomen que lo sacó volando contra el tronco de un árbol, dejándolo marcado contra la madera y rompiendo en pedazos la corteza. Era tanta su fuerza que sus puños parecían bolas de cañón.
Con su veloz zancada, reapareció repentinamente a lado nuestro y trató de atraparme con sus gigantescas manos. Al darse cuenta, Shun nos empujó a mí y a su madre para evitar que nos capturara. Sacó de nuevo su espada y lo atacó para rechazar su mano.
Ante tal gesto, Narek respondió con su espada, realizando un tremendo golpe que Shun esquivó y que cuarteó el piso, sacudiéndolo fuertemente. Rodó debajo de él y se puso a su costado para contraatacar, pero Narek frenó su espada y lo empujó.
Intercambiaron embates en múltiples ocasiones, la demoledora fuerza de Narek comprometía a Shun a aguantar sus duros golpes con mucha dificultad, por suerte, su destreza y agilidad le permitían evadir la filosa navaja roja que lo asechaba.
Tomó impulso con ayuda de un tronco, dio dos pasos sobre él, y salto lo suficientemente alto como para alcanzar la altura del hombre. Estuvo próximo a hacerle un daño en su rostro, pero este inclinó su cuerpo hacia atrás y evitó la cuchilla, aunque no lo suficiente como para recibir una cortadura en la mejilla.
Narek reaccionó con un poco de sorpresa, tocó su pómulo y manchó sus dedos de sangre, confirmando que el filo lo había alcanzado. Shun no paraba e iba por otro intento más. Contragolpearon una y otra vez y, cuando se abrió un espacio, la punta de la espada de Shun surcó el metal de la armadura roja de Narek en su pecho.
Era impresionante la manera en que el altísimo hombre podía esquivar tan rápido. Shun repitió el patrón de golpe, esperando realizar un corte mucho más contundente. Sin embargo, Narek lo leyó muy bien y lo eludió por completo, provocando que la espada de su contrincante se clavara contra un árbol; intentó sacarla, pero estaba bastante bien incrustada, y antes de seguir tratando, agachó vertiginosamente y sorteó, por muy poco, un demoledor golpe que destruyó la madera en cachos.
La espada de Shun cayó lejos de él, ahora procuraba no ser rebanado mientras rehuía desarmado del duro asalto de Narek. Pero, por la situación tan complicada en la que estaba, recibió un corte en su brazo derecho, lo bastante profundo como para esparcir la sangre hasta su mano.
A ambos poco les importaba sus heridas. A pesar de la dificultad para esquivar con un brazo lastimado, Shun se las arreglaba para escapar de la espada de Narek, quien nuevamente arremetió desde arriba, fallando y agitando el suelo, igual que la ocasión anterior. Shun esquivó a su lateral y, aprovechando una abertura, golpeó con su brazo izquierdo el rostro de Narek.
Aunque logrará voltear de forma violenta su cuello, lo único que consiguió fue enfurecerlo más. Shun se quedó helado al ver su furiosa mirada y confirmar que no le causo ningún daño. Narek lo tomó desprevenido, regresándole el golpe e impactando su puño izquierdo al estómago, mandándolo disparado contra la base de un árbol que lo freno en seco.
Se quedó postrado en el piso, sin aire y adolorido. Trató de levantarse, pero le fue imposible por el dolor que lo acosaba. Narek lo levantó desde su cuello con su gigantesca mano. Con desesperación, Shun jaloneaba débilmente sus dedos y su muñeca; de a poco comenzó a quedarse sin aire mientras era estrangulado lentamente.
Rey Narek: 『 Hace mucho que no veía el color de mi sangre. De hecho, tú eres el primero que ha podido asentarme un golpe a puño limpio. Estoy impresionado. 』
Shun: 『 ¡¡¡AAAAAGH−GGGH!!! 』
Lidia: 『 ¡¡SHUN!! 』
Rey Narek: 『 Oh, ya veo. Eres el campesino que derrotó a Sevan. Eso lo explica. No pensé que fueras tan bueno, niño, pero admito que has sobrepasado mis expectativas. Es una lástima que tenga que matar a un gran prospecto como tú… No te preocupes, tendrás la dicha de ser recordado por mí. 』
Shun: 『 ¡¡¡KAAAAAAGH−GGGGGGH−GGGH…!!! 』
Lidia: 『 ¡¡NO, DETENTE!! 』
El rostro de Shun se empezaba a poner azul, pataleaba y rasguñaba la mano de Narek ante la angustiante sensación de quedarse sin oxígeno. Sus movimientos se empezaron a hacer lentos y su mirada se iba desvaneciendo. Gritaba con desesperación que lo soltara, no quería ver morir a nadie más, ni mucho menos que fuese la única persona que me ha apoyado en verdad; no quería perderlo, era mi única familia, ¡no quería que me lo arrebataran!
Lidia: 『 ¡¡¡SHUUUUUUUUN!!! 』
("¡¡PUM!!") …, un fuerte estruendo detonó en medio del brazo de Narek, dejando caer a Shun. Su mano tenía un agujero que sobrepasaba de un lado al otro la carne, como si fuese un túnel por donde la sangre transitaba fácilmente.
A la distancia, el Sgto. Rask sostenía su humeante pistola, mirando fija y seriamente a Narek, haciéndole saber que fue él quien jaló del gatillo e hirió su mano. Y prontamente, vi a mi padre salir por detrás de los arbustos y rasguñar con su espada la armadura roja del atento rey de Tikalt. Prosiguió a atacarlo sin descanso mientras lo obligaba a retroceder del cuerpo de Shun.
El Sgto. Rask se le sumó y empezaron a combatir juntos contra el alto hombre. Era un combate de dos contra uno donde parecía que la ventaja la tenían ellos. No obstante, la pericia y las cualidades de Narek eran increíbles, podía contenerlos a una sola mano a ambos y contestarles todos sus embates. De a poco siguieron adentrándose aún más al bosque hasta que los perdimos por un momento de vista.
La Sra. Arden y yo nos acercamos rápidamente a auxiliar a Shun y nos percatamos de su nula respiración. Sus pulmones y su tráquea habían resultado muy lastimadas.
Su madre empezó a dar respiración de boca a boca para reanimarlo, mientras que yo sanaba sus heridas, centrando gran parte de mi mána en su pecho y cuello. Me exigía al máximo para cerrar los cortes y derrames internos que tenía; esa exigencia me permitió por primera vez curar de manera correcta heridas de esa clase, pero aunque fuera algo muy básico para un "shaman1", me costó mucho más de lo que creía. Era claro que seguía siendo una mera principiante.
Verónica: 『 ¡Lidia, oprime su pecho! 』
Lidia: 『 ¡E−Entendido! 』
También fue la primera ocasión en que ponía en práctica el proceso de resucitación. Puse mis manos en su pecho y presionaba con lo justo para que su sistema volviese a bombear. Repetí unas 30 veces más y la Sra. Aarden volvió a soplar en su boca hasta que…
Shun: 『 ¡¡¡COF, COF, COF...!!! ¡¡COF, COF!! 』
Verónica: 『 ¡Ah, gracias a Dios! 』
Lidia: 『 ¡Shun, ¿me escuchas?! 』
Shun: 『 ¡COF, COF…! Sí…, te escucho. 』
Lidia: 『 ¡Menos mal…! No te muevas, curaré tus heridas. 』
1. Shaman: Médico que es capaz de sanar únicamente con mána y encantamientos.
Shun: 『 Déjalo para después, hay que salir de aquí. 』
Lidia: 『 ¡¿De qué hablas?! ¡Tú aún estás lesionado y esos dos siguen peleando! ¡No podemos marcharnos así! 』
Shun: 『 No te preocupes, estarán bien. 』
Lidia: 『 ¡No, no lo estarán! ¡Viste lo que te hizo ese hombre! ¡También podría lastimar al Sr. Rask y a mi padre! ¡Necesitamos ayudarlos! 』
Shun: 『 ¡¿Qué no escuchaste?! ¡Ese hombre viene por ti, Lidia! ¡No podemos dejar que te atrape! 』
Verónica: 『 Tiene razón, Lidia. No sabemos lo que planea ni lo que podría hacerte. No es seguro que estés aquí. ¡Hay que irnos! 』
Lidia: 『 … P−Pero, mi padre… 』
Shun: 『 No lo entiendo, ¡¿por qué de pronto te preocupas por él cuando nunca te trató con cariño y aprecio?! ¡Todos estos años solo se preocupó por sí mismo y a ti te obligó a permanecer encerrada en esa jaula durante años! ¡¿Por qué, Lidia?! 』
Lidia: 『 … Puede que sea cierto, puede que hayamos tenido la relación padre e hija más fría y distante de todas, que siempre haya sido tan estricto y autoritario, o que me haya confinado por un largo tiempo en el castillo, y no mentiré, lo odio por hacerme eso, por obligarme a vivir reprimida, a vivir una falsa vida y mostrar una sonrisa fingida, una falsa conformidad… ¡Pero… no sería justo abandonarlo…! ¡Está luchando por mí, se preocupa por mí, piensa en mí…! ¡Eso es lo que hace un padre, ¿no?!... ¡Por vez primera, me gustaría saber lo que es recibir el amor de tu padre! ¡Por eso quiero corresponder a sus acciones y confirmarlo…, saber si podemos ser una familia unida por una ocasión, aunque sea una sola…! ¡Y si no lo apoyo… no merecería eso…! Lo siento. 』
Verónica: 『 ¡Lidia! 』
Shun: 『 ¡Lidia−AH! *Quejido* 』
Salí corriendo en busca de mi padre para apoyarlo. Por primera ocasión en mi vida, sentí la impetuosa necesidad de respaldarlo, sin actuar, de manera honesta; de demostrarle que podía actuar por mi propia cuenta, sin la protección excesiva de nadie. Dejé atrás a la Sra. Arden y a un Shun que intentó ir por mí, pero que tropezó al tratar ponerse de pie a causa de sus lesiones.
Me adentré al bosque, siguiendo el eco de las espadas chocar. Fue hasta que llegué a otro pequeño claro donde hallé a los dos, a Rask y a mi padre, alternándose para atacar a Narek que les daba una muy dura y difícil batalla a ambos.
Lidia: 『 ¡Padre! 』
Rey Van Laar: 『 ¡Lidia! ¡¿Qué demonios haces aquí?! ¡Te ordené irte! ¡¿Qué no entendiste?! 』
Lidia: 『 ¡No me iré sin ti! ¡No quiero perderte ni a ti ni a nadie! 』
Rey Van Laar: 『 ¡¡No digas estupideces!! ¡¡VETE!! 』
Lidia: 『 N−No permitiré que− 』
Rey Van Laar: 『 ¡¡DIJE QUE TE FUERAS!! 』
Sgto. Rask: 『 ¡AAGH…! ¡ARGUS! 』
El Sr. Rask fue azotado contra el suelo y dejó desprotegido a mi padre. Gritó para que reaccionara y se volviera a enfocar en la batalla, pero la perspicacia de Narek fue mucho más ágil y sagaz. En cuanto volteó a ver a su rival, ya era demasiado tarde.
Lidia: 『 ¡¡¡PADREEEEEEEE!!! 』