Chapter 15 - Capítulo 14.

"Tic, tac, tic, tac". Las manecillas del reloj de bolsillo del rey se movían al paso en que faltaba menos de cinco minutos para que se alinearan al número XII. El tiempo empezaba a agotarse para que los "cazadores" llegarán al castillo tras una larga indagación en el pueblo.

Era lógico que esto sucediera. Lo que no me imaginé fue que el rey dictaminara de esa manera la búsqueda, dejando el castigo en manos de alguno de esos dos temibles militares, lo cual no era para nada bueno. Aunque Rask sea el maestro de Shun no garantizaba que lo fuera a perdonar. Eso es lo que pasa por confiar en ese idiota, se termina perjudicando a él solo y pone nerviosa a mamá.

Tanto mi madre como la reina se veían muy intranquilas, eran unas de las pocas personas que sabían lo que estaba pasando. Intentaban mantener su misma compostura de siempre y no alterarse para no reflejar su desasosiego. El instinto materno de ambas se hacía presente en su comportamiento contenido. A decir verdad, nunca pensé ver esa reacción por parte de su majestad. Me hizo saber que existen muchos tipos de madres distintas, en su caso, el de una muy distraída y que emitía un extraño, torpe y bastante tenue cariño hacia su hija; aun así, se veía ese amor de madre, un amor que Lidia no había percatado, ni nosotros tampoco.

La banda terminó de tocar y el baile se detuvo. Los presentes procedieron a aplaudir lo que fue la última pieza de la noche. El enorme reloj de péndulo del primer piso resonó por todos los cuartos del palacio, anunciando las doce en punto del nuevo día que iniciaba. Oficialmente era Novembris 11, la fecha de nacimiento de Lidia Van Laar, la princesa del reino de Haiza. Lástima que la festejada no se encontrara presente.

El tiempo se había acabado, ni el Sgto. Rask ni el Cmdt. Lauwens habían regresado aún. El rey cerró su reloj y se levantó de su lugar, próximo a salir del comedor. Sin embargo, la temblorosa voz de mamá lo detuvo, rogándole que esperara un poco más, teniendo la esperanza de que Rask, a quien apostó su confianza, lograra hallarlos. La reina hizo lo propio, mostrándose solidaria con mamá, dado que también la aprecia, además ella era una de las pocas personas que no desestimaba la relación que Shun y yo teníamos con Lidia, algo bastante extraño.

Reina Mireia: 『 P−Por qué no les das un poco más de tiempo, Cariño. Seguramente no tardarán. 』

Rey Van Laar: 『 Ya les di suficiente tiempo. No puedo seguir esperando a que esos niños sigan jugando a− 』

Joven invitado: 『 ¿Las escondidas? Ju, ju, quién lo diría, que una princesa, a su edad, aún le guste jugar esa clase de juegos, ¿o no lo cree…, Alteza…? 』

Rey Van Laar: 『 Sevan Narek. 』

Y así, aparece en escena el príncipe de Tikalt, Sevan Narek, un tipo dos años mayor a nosotros, con una extenuante melena rubia y unos extraños ojos de color marrón rojizo que parecían ser los de un vampiro por su pálida piel, solo le faltaban los colmillos en esa engreída sonrisa suya. Era increíble que se le ocurriera hacer presencia hasta ese momento, no sé si había esperado apropósito hasta que fuese la hora oficial o porque es alguien que no sabe lo que significa la palabra puntualidad. 

Rey Van Laar: 『 ¿En qué lo puedo ayudar, joven príncipe? 』

Sevan: 『 Oh, ya sabe, solo quería felicitar como era debido a la querida princesa por su cumpleaños, pero parece ser que no se encuentra por aquí... Ju, ju, ¿será que se está escondiendo de mí?… ¿O podría ser que…? 』

Parecía ser que Sevan se dio cuenta de que había un problema. Empezó a sospechar lo de Lidia y jugó con eso, como si se burlase de lo tonto que eran los reyes y sus guardias al no percatarse de su desaparición y por no resolverlo de forma inmediata. Creo que quería provocar al rey con eso; sabiendo que era un hombre muy frío y poco reactivo, buscaba comprobar si era cierto y de paso divertirse con ello. Pero al final no sacaría nada, el rey ni se inmutó y solo contesto con su mismo tono de siempre: 『 No se preocupe por ella, necesitaba tomar un poco de aire, pronto volverá para que pueda saludarla. 』; evadiendo los comentarios del presumido sujeto.

Sevan solo sonrió, asimilando falsamente que se había tragado esas palabras, haciendo una molesta actuación donde se mostraba "profundamente preocupado" por si le había pasado algo a la princesa. Empezó a decir con un tono bastante cuestionable de veracidad que "haría cualquier cosa para que la princesa estuviera bien", ya sea que tuviera que rescatarla de una torre custodiada por un dragón (viejo cliché) o tuviese que castigar a quien le hiciera daño, muestra clara de que tenía una idea bastante completa de la situación sin anunciar .

Justo en ese instante, se escuchó el abrir de la puerta del gran comedor junto con las pisadas metálicas de dos soldados que entraban al lugar junto con un chico en traje de mesero y una joven con un fino vestido color granate. Mamá y la reina voltearon a ver quiénes eran y las expresiones de sus caras cambiaron. Eran Shun y Lidia, habían sido encontrados por el Sgto. Rask, no sé si eso era algo que celebrar, al menos no de mi parte.

La reina no se contuvo y abrazó a su hija de inmediato, preguntándole en dónde se había metido, puesto que no la encontraba; sí, ella también la buscó, aunque solo adentro del palacio; Lidia respondió con un simple: 『 Lo siento. 』, sin corresponder la muestra de afecto de su madre y con un rostro muy cansado y con cierta desilusión por haber vuelto.

Por su parte, mamá solo hizo un suspiro que expulsó su preocupación por Shun, estaba agradecida con Dios por ver que había vuelto con Rask y no con el Cmdt. Lauwens. Estoy seguro que ella quería abrazar a su hijo de igual manera, y también darle un buen golpe al idiota, pero aún estaba manteniendo su debida postura como la sirvienta personal del rey, así que tendría que posponerlo, pero al menos se veía más feliz y aliviada.

Sevan no tardó en interrumpir a la reina en su acción, que aún tenía a su hija atrapada entre sus brazos, para presentarse de forma oficial ante la princesa de Haiza. Llevó su mano derecha al pecho y la izquierda atrás de su espalda, se reclinó e hizo su saludo.

Sevan: 『 Princesa Lidia, por fin la conozco. Ansiaba mucho verla al fin en persona. Es un honor poder contemplar de primera mano su exquisita belleza sin igual. 』

Sevan tomó la mano de Lidia y le dio un beso, tal y como es la costumbre. Sin embargo, él tenía la clara intención de aprovecharse de ello para saborear la suave piel de Lidia, pasándose de más con la duración de este. Más bien parecía que la estaba degustando hasta casi querer comérsela (¡Puaj!). 

Shun se enfureció al ver como los labios del príncipe no se despegaban de la piel de Lidia. Sin dudas quería tirarle los dientes al sujeto con su puño apretado, pero sabía que tenía que contenerse al estar en presencia de una gran cantidad de nobles y de los reyes, o complicaría más las cosas. No tuvo de otra más que aguantarse y evitarse observar la escena.

Por fin terminó ese repugnante gesto y Lidia, asqueada también, limpió su mano cubierta de saliva en su falda a escondidas. Sevan soltó a Lidia y juntó sus piernas para ponerse en posición de firmes, tal cual como un militar adiestrado, volteó a ver al rey y la reina directamente y pidió la palabra para dar un importante aviso.

Sevan: 『 Creo que ahora es el momento indicado... Majestades, si me lo permiten, quiero pedir la mano de su hija y su bendición para desposarla… Me alegraría inconmensurablemente que aceptaran mi propuesta. 』

Al escuchar esas palabras, Shun llegó rápidamente a su límite. No soportó más y se puso frente a Lidia para apartar al fanfarrón y confrontarlo, diciendo lo muy disgustado que estaba con la propuesta y sin guardarse nada.

Shun: 『 ¡Espera, ¿es en serio?! ¡¿Este es el idiota con el que te emparejaron?! 』

Lidia: 『 ¡Shun, ¿qué estás−?! 』

Shun: 『 ¡Es qué es increíble, Lidia! ¡Me imaginaba que fuera un tipo bastante presumido y todo, pero casarte con este encimoso lambiscón es…! 』

A Shun ya no le importaba si hacía una escena o no, impediría a como diera lugar que Lidia se casara con Sevan. Todo mundo miraba al acto en que un simple mesero calificaba de tal manera al segundo más alto representante de Tikalt y en frente de los reyes; no creían que un subordinado de tan poca monta insultara así a un "verdadero y educado caballero". Por supuesto que Sevan no se quedaría de brazos cruzados ante tal indignación hacia su persona.

Sevan: 『 ¡Ja! Veo que se tienen que corregir muchas cosas por aquí, empezando por quitar a este sucio plebeyo que no conoce su posición. 』

Shun: 『 ¡Ah, no te preocupes! ¡Conozco muy bien mi posición, y es evitar que imbéciles hipócritas como tú se le acerquen a Lidia! 』

Se notaba que Sevan tenía un temperamento muy sanguíneo y que se dejaba llevar muy fácil por impulso. Seguro creció como un niño mimado al que le regalaban de todo por capricho y cuando ya no le gustaba lo desechaba, repitiendo el corto ciclo una y otra vez. Era bastante claro que hacía berrinche por no tener lo que él quería en el momento en que él quisiera, y estaba a punto de hacer uno.

Al escuchar esas palabras, desenfundó la espada que llevaba en su cinturón y por poco atacó a Shun, pero el Sgto. Rask reacciono muy rápido, estrujo el brazo de Sevan y lo torció hacia su espalda para inmovilizarlo. Shun alejó a Lidia lo más que pudiera de ese filo y el otro soldado que acompañaba a Rask se interpuso frente a Shun para sujetarlo también antes de que se le fuera encima al Príncipe.

La situación se había puesto muy tensa alrededor. Los guardias presentes y los militares de Tikalt invitados se intranquilizaron y casi sacan sus sables igualmente, por suerte se quedaron en espera, preparados para desenfundar en cualquier momento en que cualquiera hiciera el primer movimiento. Shun y Sevan se insultaban el uno al otro mientras eran sujetados de brazos. 

Sevan: 『 ¡¡¡SUÉLTEME, MALDICIÓN!!! ¡¡¡VOY A HACER PEDAZOS A ESE ASQUEROSO SIRVIENTE!!! 』

Shun: 『 ¡¡¡TÚ ERES EL ASQUEROSO QUE QUIERE A LIDIA POR CONVENIENCIA!!! ¡¡¡NI CREAS QUE DEJARÉ QUE UNA MIERDA COMO TÚ LA TOQUE!!! 』

Sevan: 『 ¡¡¡DATE POR MUERTO, MALDITO CERDO−!!! 』

Rey Van Laar: 『 ¡BASTA! 』

El rey se molestó y con mucha seriedad dio un firme parón a la pelea. Todos nos sorprendimos al escuchar por primera vez ese volumen de voz de su majestad. Parecía que por un momento las cosas se estaban relajando, los hombres en guardia quitaron su mano de la empuñadura de sus hojas y descansaron.

Su majestad empezó a regañar a ambos por su conducta inapropiada en pleno evento oficial y en presencia suya y de sus invitados. Aun así, los humos de esos dos seguían bastante encendidos y se penetraban en los ojos del otro con un odio y desprecio que era muy intimidante. No obstante, era más el enojo del rey y por supuesto se lo haría saber a su subordinado.

Rey Van Laar: 『 Shun, te he dado demasiadas libertades aquí en el castillo, incluso te he permitido acercarte a Lidia más de lo permitido. Pero has cometido demasiados problemas esta noche, muchos más de los que tienes acumulados, y encima en un evento de suma importancia... Planeaba que el Sgto. Rask fuera quien se encargara de tu castigo, pero ahora no me dejas otra opción más que ser mucho más estricto…, así que seré yo el que replantee qué hacer contigo, ¿entendido? 』

Sevan: 『 En ese caso, permítame ser el verdugo de tal penitencia, majestad… Déjeme mostrarle las verdaderas cualidades de un caballero. 』

Shun: 『 ¡Tú solo eres un imbécil, Imbécil! 』

Sevan quería venganza contra Shun. El asunto ya era completamente personal, así que quería hacer las cosas a su manera y por su propia mano. Uno y otro estaban decididos a molerse a golpes. El rey los miró para confirmar su deseo de hacerlo. Sevan tenía una sonrisa maquiavélica, creyendo que podría despedazar a su nuevo enemigo pronto; por el otro lado, Shun se veía demasiado serio y más tranquilo que el príncipe, con una frialdad recubierta de ira y sus ojos se veían tan enardecidos que incluso daba más miedo que antes. Esa mirada sirvió para que el rey decidiera qué hacer con los dos.

Rey Van Laar: 『 Bien, si eso quieren... 』

Sgto. Rask: 『 ¿Señor…? 』

Rey Van Laar: 『 Ya que tienen la clara intención de herirse el uno al otro, haré que se batan en duelo. Si es la única forma de acabar con esto..., que así sea. 』