Con su altiva arrogancia y desprecio, Marcus camino hacia su asiento, su mirada se topó conmigo y podía notar cierta hostilidad, ojalá me insulte, lo necesito, una excusa, solo una, por mísera que sea, no puedo contener mis ganas, mis deseos.
[ Tus emociones están encendiendo tu línea de sangre, si tu deseo de sangre continua puede haber un despertar parcial y acabar en el estado de frenesí]
Realmente no me importaría, pero no puedo destruir este lugar, no mientras pueda controlarme, bueno si pasa cualquier cosa le echaré la culpa a mi especie o diré que el abismo me obligo. jejeje es una buena forma de destrozarlo.
- Buenas, mi encantadora emperatriz, estoy alabado por su grandioso banquete, aunque hubiera preferido algo más íntimo - El muy desgraciado ni siquiera disimulaba.
[Tu facción ha desarrollado la maldición: Fervor (Bestial)]
[Fervor (Bestial)]
Cuando la lealtad llega al estado de fervor, tus subordinados son dependientes de tu salud y seguridad, si el objetivo de este fervor sufre una pérdida de salud o se cree que su salud puede sufrir un daño sin corroborarlo con la realidad, se le impondrá un estado alterado conforme el nombre a toda la población militar o con dotes ofensivas o religiosas.
El estado bestial provoca Frenesí como estado alterado.
Mierda, no sé qué narices está pasando, esta es una de las pocas maldiciones decentes, significa que eres muy importante para los tuyos, pero si esta notificación ha aparecido significa que ellos ya han activado la maldición, es decir, Frenesí, el único estado que no podemos resistir, tenía que ser este y ningún otro...
Mientras Gwen aguantaba las gilipolleces de Marcus le toque el hombro, al notar esto, Marcus puso una mala cara, pero no me importo, baje la cabeza y le hable al oído.
- Tenemos un problema, uno que puede terminar siendo muy gordo -
Ella me miró y pude ver cierto nerviosismo, el cual ocultó rápidamente.
- Dígame señor Hel y por favor, no diga nada, como que tienes que matar a Marcus o que no puedes resistir estrangularlo - Jajaja, en verdad había pensado en usar una broma así, pero no era el momento.
- Nada más lejos de la realidad, pequeña emperatriz, he recibido una notificación del sistema, mi facción ha adquirido la maldición del Fervor - Gwen me miró y sonrió, felicidades, eso demuestra el profundo afecto que tienen tus subordinados por ti, dígame cuál ha sido, quizá sacrificar o puede que sea lamento.
No sabía si reír o no, parece que aún no ha entendido el problema.
- Señorita Gwen, la maldición es la bestial y esta es la primera vez que he tenido la notificación, ¿sabe lo que significa, verdad? -
Fue entonces cuando la cara de Gwen cambió a un blanco papel, aunque como antes volvió a la normalidad a los segundos.
- Están en frenesís, no podía ser en otro maldito momento, bueno no pasa nada, si no tiene baja la vida, entonces ellos creen que estas en peligro, así que tienen que tener una razón para haber supuesto tu peligro, solo espero que termine bien, normalmente cuando ven que su objetivo de fervor está seguro pierden el estado alterado - Parece que se lo ha tomado con calma, bueno, ellos no deberían tardar en llegar aquí.
Justo entonces, Marcus se sentó, continuó su conversación trivial y comenzó a hacer intentos de acercamiento con Gwen.
Menudo personaje.
A continuación de los invitados, llego Leva junto con Lidia, la cual llevaba un hermoso vestido rojo en comparación de su anterior ropa de sirvienta, aún dudaba de mis ojos y de la suerte de Leva.
También pude notar la perversa mirada de Marcus, ese ser solo parecía pensar con su miembro.
Pero su lujuria llegó a su cenit, cuando Leva se sentó a una silla de distancia de mí, dejando a lidia a dos asientos a la izquierda.
La razón del aumento de lujuria fue por la inocente sacerdotisa de la Luna, en la gran mesa solo quedaban dos asientos, uno al lado de Marcus y otro al lado mío.
Marcus sonrió y se levantó.
- Hermosa sacerdotisa, le importaría acompañarme en esta velada - El amablemente señaló el asiento a su costado, la cara de Luneth era un verdadero mapa.
Sus labios temblaban ligeramente, entonces vi como sus ojos se volvieron hacia mí y el asiento libre.
Sus labios hicieron un movimiento imperceptible para todos, excepto para mi vista, una súplica.
Aunque no tenía intención de hacerlo al principio, se me ocurrió ser amable y molestar al pájaro, si, tenía que hacerlo.
Me levanté y solo con eso tanto la música como los miembros del banquete se enmudecieron, que ridículo, cobardes.
- Lo siento señor Marcus, pero le pedí a la señorita Luneth si me acompañaría esta mañana, así que tendré que robársela esta noche - Para dar más énfasis camine al lado de Luneth, dejándole mi brazo para que se agarre y llevarla a la mesa.
Ella obviamente se agarró y fingió dar disculpas, la cara de Marcus parecía un verdadero regalo del cielo.
La sala parecía estupefacta con mi acto, como si ser amable fuese lo más sorprendente que estuvieran viendo, incluso el cangrejo saco algo de burbujas.
Pero entonces Marcus se dio un gesto con su mano, los soldados me habían rodeado.
- No sé quién eres, ni me importa, si he pedido que ella se siente conmigo, se sentara conmigo o es que puedes evitarlo - JAJAJAJA, aquí viene, aquí viene.
- Lo siento señor Marcus, pero como sacerdotisa debo cumplir mi palabra, pero le conferiré un baile conmigo, espero que lo entienda - Y así con una sonrisa, Marcus se sentó. Dios, porque era una magnífica oportunidad.
Y como vino, se fue.
Los soldados se apartaron del camino, una buena oportunidad, desperdiciada.
Siguiendo mi papel, llevé a Luneth al asiento de mi costado, apartándole la silla con completa cortesía, así ella se sentó mientras sonreía.
- Muchas gracias señor Hel, me ha salvado de ese hombre ruin - Su sonrisa brillaba como la luna en el cielo, realmente hermosa, pero eso no quita que me ha sacado de crear problemas.
- No ha sido nada, además con tu compañía seguro que la comida es más dulce - No pude evitar ser amable y picar a la sacerdotisa.
En ese momento, igual que antes cuando en la zona militar se volvió silenciosa, ahora incluso la zona económica, lo único que se pudo escuchar fue a Marcus rompiendo un vaso y a algunos escupiendo su bebida.
Luneth se enrojeció y bajó la mirada.
Dios, que narices les pasa.
Con la sorpresa y el silencio absoluto me dispuse a beber pero, rompí el vaso en polvo, había mucha fuerza en mi cuerpo y no pude controlarla, ya no sentía la sensación de opresión.
Mierda, la maldición ha activado el frenesís de mi facción, un frenesís nacido de la desesperación por salvarme, es decir... la maldición del abismo fue levantada.
Fue entonces que con un inmenso golpe, un soldado de Marcus, el cual aún estaba en el castillo, rompió el ventanal de entrada y recorrió todo el camino hasta caer delante de la mesa del trono, todo destrozado.
Ya están aquí.