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Chapter 14 - Refugio Temporal

Como de costumbre, Kiyo y Minata habían terminado el día de clases. Sin pensarlo, él la acompañó a casa. Durante el camino, Minata revisaba su teléfono una y otra vez, enviando varios mensajes a Kirata sin recibir respuesta.

—Siempre responde rápido... ¿Y si de verdad está muy enfermo?

—¿Kirata? ¿Enfermo? —replicó Kiyo con una sonrisa ligera.

—Sí. Me preocupa. Últimamente lo noto más triste, aunque conmigo siempre pone esa sonrisa... 

—Solo necesita tiempo para adaptarse a todo lo que ha pasado. Y además… —su sonrisa se ensanchó con esa arrogancia natural suya—, ¿no le está enseñando el mejor?

El comentario provocó que el corazón de Minata diera un vuelco. Un leve rubor se esparció por sus mejillas. "¿Por qué siempre hace eso? No es justo…" pensó, algo frustrada.

Al doblar la esquina, Kiyo notó que la puerta de la casa estaba apenas abierta y varios cristales rotos brillaban en el suelo. Su rostro se endureció al instante. Recordaba perfectamente lo ocurrido el día anterior. No podía permitirse arriesgar a Minata llevándola hacia un posible peligro desconocido.

—¿Qué tal si hacemos otra cosa? Te invito a un lugar que te va a encantar —sugirió, intentando mantener la calma.

—¿De repente? ¿Por qué? Ya estamos aquí, déjame entrar aunque sea un momento.

Kiyo se inclinó ligeramente hacia ella, acercando su rostro y bajando la voz de manera seductora.

—Vamos... ¿Acaso no quieres pasar un rato a solas con el increíble yo? —susurró, su sonrisa llena de esa confianza que nunca abandonaba su rostro. —Podemos ir al lugar que te prometí. ¿Cómo era que se llamaba?

Los ojos de Minata se iluminaron de inmediato.

—¿En serio? —exclamó emocionada.

Decidieron ir al batting cage, un sitio al que a Minata le encantaba ir con su hermano, pero que no había podido visitar últimamente. Aprovechó la oportunidad con entusiasmo.

En el camino, Kiyo aprovechó un momento para llamar a Kirata. La llamada fue directa al buzón de voz, y su ceño se frunció ligeramente. ¿Habrá sido NoToFu? La inquietud lo envolvió. "Si llegaron a su casa, podría ser solo cuestión de tiempo antes de que intenten algo contra mi dojo... Aunque con lo que me dijo mi abuelo, sera dificil encontarlo."

Al otro lado de la ciudad, Kirata y Yukomi llegaron al lugar acordado. Kirata se sentía algo mejor, el molesto pitido en sus oídos había desaparecido, aunque su cuerpo seguía débil y el brillo del sello en su brazo se había desvanecido.

—Esta es mi casa —anunció Yukomi—. Aquí no nos encontrarán.

—¿Cómo puedes estar tan segura? —preguntó Kirata, escéptico.

—Créeme. Aquí estaremos a salvo, tanto tú como tu hermana.

—¿Y tus padres? ¿No pondrán problemas?

Yukomi soltó una carcajada.

—¿Padres? Vivo sola. Arriba hay una habitación donde ambos pueden dormir.

Kirata la observó con una mezcla de sorpresa y alivio.

—¿Qué pasa? —preguntó ella con picardía—. ¿Acaso quieres dormir conmigo?

Kirata se sonrojó de inmediato, balbuceando una respuesta incoherente. Yukomi se rió divertida.

—Jajaja, te ves adorable cuando te pones nervioso. Ahora dime, ¿qué hiciste para que NoToFu te esté buscando? Estabas investigando sobre ellos y ahora quieren matarte. ¿Qué les hiciste? —su tono adquirió un matiz más serio, reflejando preocupación y curiosidad.

Kirata suspiró, sintiendo el peso de la situación.

—¿Tienes un celular? Necesito llamar a alguien.

—Claro, aquí tienes.

Kirata tomó el teléfono y marcó rápidamente.

—¿Kiyo?

—¡Kirata! ¿Todo bien? —respondió Kiyo en voz baja.

—NoToFu atacó mi casa… Mi madre… Mi madre falleció —dijo Kirata, con la voz rota.

Hubo un momento de silencio en la línea.

—¿Qué?… Lo siento mucho, amigo…

Kirata respiró hondo, intentando mantener la compostura.

—No se lo digas a Minata todavía. Te enviaré la dirección. Por favor, tráela aquí. Te explicaré todo en persona.

—Cuando termine de jugar con ella, la llevaré. Quiero que pase un buen rato antes de que tenga que enfrentar esta verdad —dijo Kiyo con seriedad.

—Gracias, Kiyo —murmuró Kirata.

El corazón de Kirata latía con fuerza. La carga de la pérdida y la culpa lo aplastaban. Las lágrimas comenzaron a brotar sin control, recorriendo sus mejillas. Cada palabra que pronunciaba estaba teñida de dolor.

Yukomi, sintiendo la angustia en cada latido de Kirata, lo envolvió en un abrazo firme y protector. La calidez de sus brazos fue como un refugio temporal en medio del caos, un ancla a la que podía aferrarse mientras su mundo se desmoronaba. Por un instante, todo su dolor quedó en suspenso, encontrando en ese abrazo un pequeño oasis de esperanza.

Pasaron horas en silencio, hasta que el cielo fue cubierto por un manto de oscuridad. La noche comenzaba a caer cuando finalmente Kiyo y Minata llegaron a la casa de Yukomi. La preocupación se dibujaba con claridad en los ojos de Kiyo, una expresión rara vez visible en él. A su lado, Minata observaba el lugar con una mezcla de curiosidad e incertidumbre, sus ojos vagando por la casa medio iluminada por la tenue luz de las farolas.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué nos trajiste aquí? —preguntó Minata, inquieta.

Kirata, sumido en su dolor, no pudo responder de inmediato. Yukomi, notando la tensión, intervino con naturalidad.

—Minata, ven. Te mostraré algo mientras ellos hablan —le dijo con una sonrisa tranquilizadora.

—Está bien… —aceptó Minata, aunque seguía intrigada.

Kirata se acercó lentamente a Kiyo, su rostro reflejando el tormento que lo consumía. La garganta se le cerraba, pero sabía que tenía que hablar.

—Nos están buscando. He oído que NoToFu se encarga de silenciar a cualquiera que se interponga en su camino… —comentó Kiyo, rompiendo el silencio.

—Sí… Y lo más preocupante es que, en cinco semanas, su empresa de seguridad se encargará por completo del patrullaje en las calles. Son tan eficientes que la gente apenas notará la diferencia. Su tecnología es increíble… Uno de ellos me inmovilizó con una velocidad casi inhumana, y eso que solo estaban usando trajes básicos —dijo Kirata, su voz teñida de inquietud. —respondió Kirata con voz sombría.

Kiyo asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Esto es peor de lo que pensaba. No solo tenemos a NoToFu pisándonos los talones, sino que además algo más te está siguiendo a ti, Kirata… Seres que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Estamos metidos en un problema muy serio.

Las palabras de Kiyo cayeron como un golpe helado, endureciendo el aire entre ambos. Kirata sintió cómo el peso de la responsabilidad se aferraba a sus hombros, y la incertidumbre crecía dentro de él como una sombra, oscureciendo cualquier esperanza de encontrar una salida.