Punto de vista de Aldrich
—Nunca pensé que sería tan afortunado de conocer a Selma. Era como una joya preciosa que alguna vez se perdió. Estaba destrozada en pedazos, pero cada pieza brillaba con intensidad. Eso era ella. Nunca admitiría la derrota ni se retiraría. No importa cómo la tratara la vida, nunca era una persona aburrida —observaba él al recordar sus primeros encuentros—. Cuando nos conocimos por primera vez, vi que su suave corazón estaba al borde del colapso en cualquier momento.
Afortunadamente, la conocí y obtuve su aprobación —pensó—. Después de eso, nuestra comunicación se hizo cada vez más frecuente. De repente, un día, tuve el honor de poder entrar en su mundo.