—Un delicado rubor surgió en las mejillas de Lilith, como los primeros trazos del amanecer pintando el cielo —describió el narrador—. La suavidad de la luz parecía bailar sobre sus rasgos, acentuando la dulce curva de sus mejillas y la sutil separación de sus labios. Sus ojos, reflejando una mezcla de emociones, eran pozos de profundidad en la serena noche.
—Observando los sutiles cambios en su expresión, Kyle soltó una suave risita —relató el narrador—, un sonido que parecía tejer un hechizo de calidez e intimidad en el fresco aire nocturno.
—La atrajo hacia él —continuó describiendo—, su abrazo se estrechó con una ternura que hablaba de años de anhelo contenidos, un anhelo que había estado hirviendo bajo la superficie, encontrando ahora su tranquila expresión en este simple pero profundo acto de sostenerla.