—Como recompensa por venir aquí voluntariamente, estoy dispuesto a responder cualquier pregunta que tengas acerca de ti misma —continuó Elías con un tono generoso.
Elle quería rodar sus ojos, pero en cambio, tomó una respiración profunda y habló mientras mantenía su invisibilidad. Incluso si él sabía dónde estaba, ella preferiría mantenerse invisible para él que dejar que la vea físicamente.
—¿Y cómo sabría yo si tus respuestas no serían solo otra verdad fabricada? —preguntó, su voz llena de duda y sospecha evidentes.
—No tengo ninguna razón para mentirte en este punto, Princesa —dijo Elías, su tono era liso y confiado—. Y no te preocupes, estoy seguro de que lo sentirías tú misma si lo que estás escuchando es la verdad o no.