El corazón de Elle latía ferozmente en su pecho mientras miraba al hombre frente a ella, su nombre se formaba en sus labios en un susurro incrédulo. —¿E-Elías? El simple sonido de eso le enviaba escalofríos por la espalda. La atmósfera siniestra del antiguo cementerio subterráneo que los rodeaba era ahora más palpable que nunca. Elías, el hombre que ahora estaba parado delante de ella, era la última persona que esperaba ver en este lugar.
El pánico inundó la mente de Elle al darse cuenta de que había cometido un terrible error al venir aquí. ¡Y además, había venido sola!
Elías llevaba esa máscara intrincada que había despertado su curiosidad la última vez. Esa máscara hermosa pero espeluznante que había usado cuando ella lo vio por primera vez durante su cumpleaños. La mera vista de esa máscara la hizo creer inmediatamente que el hombre no era otro que Elías, ya que ninguna otra persona que ella conocía tendría esa máscara única pero espeluznante.