—Debe ser por mis extraños latidos del corazón, ¿verdad? —continuó Elle, apretando las mandíbulas al esforzarse por no llorar—. Te intrigó porque te diste cuenta de que mis latidos del corazón eran muy similares a los tuyos... —se ahogó a pesar de sus esfuerzos por no dejar que sus emociones se apoderaran de ella.
—Sí. —Sebastián respondió con una voz baja y seria—. Así es, Izabelle. Tus latidos del corazón atrajeron mi atención y me intrigaron en el momento en que te vi esa primera vez.
—¿Y por eso te interesaste en mí y eventualmente aceptaste casarte conmigo, verdad? —El dolor se reflejó en sus ojos cuando ella formuló su acusación.
—Esa no es la única razón por la que acepté casarme contigo, Izabelle. Tu valiente propuesta esa noche también me convenció de aceptar tu propuesta de matrimonio. —Sebastián le respondió con sinceridad.