"La noche pasada —Sebastián estaba completamente solo en la bodega del castillo cuando Alexander lo encontró. Estaba encorvado y deambulando con muchas botellas de vino ya vacías y esparcidas a su alrededor.
Para decirlo de manera agradable, no se veía bien. Para decirlo sin rodeos, era un desastre. Un completo desastre. Había estado ahogando las penas y los arrepentimientos de los últimos días en alcohol, desde aquella noche.
Todavía podía recordarlo muy claramente. Tan vívidamente como si hubiera vivido la experiencia sólo unos minutos antes. La imagen de él estrangulando a Izabelle. Las lágrimas que rodaban sin control de sus ojos. Ella, tosiendo por respirar mientras yacía arrugada en el suelo. Cada moretón y herida en su piel aún estaban frescamente grabados en su mente.
Era una nueva pesadilla para él. Una que era mucho peor que las anteriores. Habría soportado con gusto cualquier daño sobre sí mismo. Pero si era ella quien sufría... era imposible.