Los ojos de Lu Heting se oscurecieron.
Ya no necesitaba preocuparse más.
Ella era la madre de Da Bao y su esposa para toda la vida. Tenía mucho tiempo y paciencia para esperar a que ella realmente lo aceptara.
El amor de Gun Gun por Da Bao solo era superado por el de Su Bei.
Toda la tarde, Gun Gun se había quedado al lado de Da Bao.
Aunque Da Bao de vez en cuando lo miraba con desprecio, Gun Gun aún lo seguía obedientemente.
A veces, Da Bao jugaba algunos juegos en la computadora o hacía una codificación compleja que Gun Gun no podía entender.
Aun así, Gun Gun se sentaba junto a él y lo observaba con gran interés.
—¿Puedes entender esto? —Da Bao miró a Gun Gun.
—No lo entiendo. —Gun Gun negó con la cabeza y agitó sus pequeños y regordetes brazos.
Da Bao desvió la mirada.
—Entonces, ¿por qué sigues viéndolo?
—Porque eres guapo, hermano Da Bao —respondió Gun Gun seriamente.
Da Bao tosió ligeramente. ¿Por qué este pequeño niño se parecía tanto a Su Xiaobei?