En su búsqueda de consuelo, Damon abrazó a Talia y hundió su cara en su cabello, tomando respiraciones profundas para llenar su sistema con su dulce olor cítrico a fresia.
Talia lo abrazó a cambio y lo dejó tener ese momento de paz, feliz de saber que ella tenía ese efecto en él.
Talia se dio cuenta de que cuando Damon compartía sus preocupaciones, hablaba en primera persona, como si estuviera solo, y eso le dolía el corazón. ¿Acaso no sabía cuántas personas se reunirían a su alrededor?
Talia estaba lista para estar a su lado sin importar qué enemigo enfrentaran, y estaba segura de que al menos algunos otros harían lo mismo.
Damon estaba acostumbrado a cargar sus propias cargas, y no podía ver que ya no estaba solo. Talia lo entendía completamente porque ella era igual. Durante mucho tiempo, Talia había sobrevivido por su cuenta, y aunque disfrutaba del cuidado y afecto de Damon, le llevó mucho tiempo aceptarlo como real.