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—Los colmillos de Damon estaban profundos en el cuello del pícaro mientras sacudía a su enemigo como un muñeco de trapo —con un último tirón de su cabeza, Damon abrió su boca, y el cuerpo de un lobo marrón oscuro cayó al suelo. El pícaro aún no estaba muerto, pero era incapaz de moverse, y si nadie atendía sus heridas, se desangraría en minutos.
Damon echó un vistazo para confirmar que aún mantenían la formación. Caden y Maya estaban a su derecha, y Keith y Caleb a su izquierda.
El grupo de la Manada de Aulladores Oscuros se movía como una sola unidad, mientras otros se dirigían con Maddox y Oliver para evitar que la gente de la Manada del Río Azul los atacara accidentalmente. En el calor de la batalla, era fácil confundir a los aliados con canallas, porque ninguno de ellos pertenecía a su manada.
Con un rugido feroz, Damon se lanzó sobre su próxima presa.