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—Podemos aprovechar esto a nuestro favor —le habló James a Talia—. Al proporcionarle información selecta antes de dejarlo ir y hacer que parezca natural, los Guardianes creerán lo que les demos. Lo más eficaz es si mezclamos la verdad con el engaño.
Cada vez que James hablaba, Talia quedaba más impresionada. ¿Cómo es que el Alfa Edward no se había dado cuenta del brillantez de James justo bajo su nariz? De todos los errores que cometió el Alfa Edward, Talia estaba segura de que descuidar a James fue el peor.
—Puedo colocar un hechizo de rastreo sobre él —se ofreció Cornelia—. Saben cómo llegar aquí, así que sería justo que nosotros supiéramos dónde se están escondiendo. Cornelia había escuchado sobre los Guardianes de James. No tenían un territorio designado, pero definitivamente tenían una base donde se reunían.
—Gracias, Cornelia —dijo Talia, y realmente lo sentía.
