Talia y Damon llegaron a su habitación, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.
Talia se dejó caer en la cama y miró fijamente el techo.
Damon se acostó a su lado de lado y apoyó su cabeza en su codo. Le encantaba observarla en silencio, pero sabía que ella tenía muchas cosas en su cabeza.
Talia se volvió para mirarlo. —¿Por qué Evanora evita hablar de un nuevo portal?
—Si lo has notado, ¿por qué insistes? —le preguntó.
—Está evadiendo discutir una propuesta que obviamente beneficia a ambas partes. Quiero saber por qué.
Damon también amaría saber por qué, pero… —A veces necesitamos aceptar el rechazo sin entender los motivos del otro lado —comentó con una mezcla de comprensión y frustración.
Talia infló sus mejillas con molestia. ¿Damon estaba tomando partido por la bruja de mal humor? No, ese no era el caso.
¿O quería Evanora negociar otro trato oscuro? Esa era una posibilidad. —pensó Talia sin poder evitar sentirse suspicaz.