—Pensé que habían hecho algo —Damon habló en el cabello de Talia, la voz quebrada reflejaba sus emociones inestables—. Tu cuerpo estaba aquí, pero tú no. No podía alcanzarte. No podía alcanzarte.
Talia lo abrazó con todas sus fuerzas. —Estoy aquí. He vuelto —le aseguró.
Talia se aferraba a Damon, así que podía sentir cómo le temblaba todo el cuerpo. Talia no estaba segura de cómo calmarlo, así que se quedó así y le palmeó la espalda.
—¿Liseli? —llamó Talia.
—Estoy aquí.
—¿Qué pasó?
—El poder del collar se activó cuando te lo pusiste. Envuelve tu conciencia, haciéndote sentir como si estuvieras en otro lugar.
—¿Podemos hacer que suceda de nuevo? —preguntó Talia. Quería volver a escuchar lo que había oído y confirmar que no se había perdido nada. Y también estaba el punto de un mensaje grabado. ¿Y si hubiera más?