Jade miró a Maya mientras se preguntaba si sus oídos habían fallado. ¿Había dicho Maya que Jade no se quedaría en la casa de la manada? Jade estaba pensando en cómo evitar trabajar en la cocina o los baños porque el agua arruinaría sus manos, pero parece que podría terminar en un lugar peor.
—¿Dónde esperas que trabaje? —preguntó Jade a Maya con reticencia.
—Nuestros Omegas hacen lo que sea necesario. Para trabajar en la casa de la manada, se requiere una autorización especial que tú no tienes, señorita Jade. La maleta que dejaste en el pasillo ya está en el lugar donde te hospedarás; alguien te acompañará allí una vez que termines con tus tareas del día.
Jade tenía miedo de pedir una aclaración relacionada con 'el lugar donde se hospedaría'. ¿La habían puesto en alguna área comunal donde necesitaría compartir habitación con una docena de otros?
Pero Maya seguía hablando...