Talia miró al poderoso Alfa inclinando su cabeza frente a ella mientras pedía perdón.
Jamás había visto a Damon tan vulnerable, y ella podía sentir que realmente lo sentía. Él no actuaría así si la recordara. Si esas malditas runas no bloquearan el vínculo de pareja, probablemente a Damon le molestaría que Talia estuviera en público llevando esos atuendos ceremoniales tan reveladores.
Damon levantó la mirada para encontrarse con los ojos miel de Talia y el mundo se detuvo.
Dos lobos majestuosos, uno de un gris claro y otro negro, se miraban, intercambiando en silencio emociones intensas que hacían latir sus corazones con fuerza.
Damon y Talia sabían que se amaban y que estar separados era imposible, sin embargo, había un abismo entre ellos creado por los dos y por muchos otros eventos fuera de su control. Pasaron cosas malas y necesitaban encontrar una salida porque esta situación los estaba matando a ambos.