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Después de hablar con Stephanie, Damon y Talia dieron la vuelta a la casa de la manada para que Talia pudiera entrar a hurtadillas con la ayuda de la cuerda que Maya había dejado atrás.
Maya había desocupado esa habitación hace un rato, y Caden fue a reunirse con ella, así que dependía de Talia venderles la historia de me-quedé-dormida a sus guardias.
Damon observó cómo Talia usaba la cuerda para treparse hasta la ventana del segundo piso. Damon estaba impresionado, lo hizo con facilidad, y apenas usó sus piernas.
Talia saltó al dormitorio de Maya y Caden y estaba a punto de recoger la cuerda cuando se dio cuenta de que ésta se movía. Miró hacia abajo y vio a Damon trepando.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Talia cuando la cabeza de Damon asomó por la ventana.
—No te voy a perder de vista, gatita —dijo Damon como si fuera un hecho mientras se abría paso hacia la habitación.
Talia lo miró impotente, pero no pudo empujarlo hacia fuera.