Después de darse cuenta de que el ánimo de Dawn no era bueno, Jorge preguntó:
—¿En qué estás pensando?
Dawn sacudió la cabeza. No era que no quisiera hablar, pero tenía un nudo en la garganta y no podía formar una palabra.
—Oye... —Jorge llamó, mientras le sostenía las mejillas con sus palmas—. ¿Qué sucede?
—¿Me vas a... dejar? —Dawn forzó las palabras desde su boca.
—¡¿Qué!? ¡No! ¿De dónde sacaste eso?
Dawn lo miró y parpadeó mientras intentaba leer su cara. Cada parpadeo empujaba otra lágrima por sus mejillas que Jorge intentaba frenéticamente limpiar con sus palmas. ¡Maldita sea! ¡Estaba llorando de nuevo!
—Por favor, Dawn, háblame... —su voz era ronca ya que sus emociones lo estaban asfixiando—. ¿Por qué pensarías que quiero dejarte?