"Maddox acunaba a la dormida Tatiana en sus brazos mientras los primeros rayos de sol golpeaban el cielo.
Esto nunca había pasado antes. Estaba demasiado emocionado para dormir y la adrenalina le hacía sentir como si pudiera seguir sin descanso para siempre.
El frente de Tatiana se apoyaba en el lado izquierdo de Maddox y su hombro encajaba perfectamente debajo de su axila, como si estuviera hecho para estar allí.
Su brazo estaba colgado sobre su musculoso torso, terminando en su cintura, y sus ojos siguieron esa majestuosa vista hasta sus perfectas uñas que estaban tocando la sábana a su derecha.
El cálido aliento de fresa de Tatiana cosquilleaba los pectorales de Maddox cada vez que ella exhalaba, y esa sensación intermitente era un recordatorio de que su otra mitad estaba allí, la había encontrado, había sucedido... y seguía sucediendo.
Estaba tan silencioso que podía oír los latidos de Tatiana, y Maddox nunca se sintió tan en paz en su vida. Era surrealista.