James salió del estudio de buen humor.
Nunca tuvo la oportunidad de relajarse y disfrutar de su juventud, y esta podría ser su primera y última oportunidad para hacerlo. No era exagerado que James pensara eso.
Desde una edad temprana, James se entrenaba para mejorar su fuerza y resistencia. Cuando no estaba entrenando, estudiaría la historia de los lobos, tácticas militares, economía, y todo lo que su padre considerara importante para un Alfa.
Al principio, James hizo todo lo posible para complacer a su padre, pero pronto se dio cuenta de que sin importar cuánto lo intentara, y sin importar lo bien que puntuara, nunca era suficiente. Su padre lo presentaría como una especie de trofeo frente a otros Alfas, pero cuando sólo estaban ellos, James casi era ignorado. Sin embargo, aún se esforzaba con la esperanza de obtener alabanzas que nunca llegaron.