—Damon estaba ansioso por unirse completamente con Talia y sentir la fricción celestial que viene acompañada con chispas que hacían sentir vivo —murmuró entre suspirando—, y la mera idea de Talia clavándole las uñas en la espalda mientras temblaba en éxtasis bajo él lo estaba excitando hasta el punto de la locura, pero se dijo a sí mismo que debía ir más despacio.
—Damon nunca se interesó en los preliminares —continuó—, ya que las mujeres humedecerían sus bragas de excitación solo porque las miraba de cierta manera.
—Es el aura del Alfa que es casi irresistible para cualquier loba que no tenga el vínculo de pareja para protegerla de la innegable atracción que viene con el instinto de someterse al poderoso hombre —explicó con certeza—, y el hecho de que Damon sea atractivo y rico, no le perjudicó tampoco.
—Sin embargo, Talia era diferente —comentó con un brillo en los ojos.