"Damon nadó bajo el agua con el objetivo de alejarse de las fuertes corrientes de la cascada.
Hacía tiempo que no hacía una acrobacia como esta y la encontró catártica.
—¿Había una posibilidad de que él muriera al saltar a esta cascada? Probablemente no.
A lo sumo, resultaría gravemente herido.
—¿Por qué tomó ese riesgo? Porque la caída libre mezclada con la incertidumbre de lo que se esconde bajo la niebla era emocionante.
Para alguien controlador como Damon, saltar a lo desconocido era estresante y adictivo al mismo tiempo, y le recompensaba con una inmensa sensación de logro cuando salía ileso de ello, haciéndole sentir como si hubiera jugado con la muerte y salido victorioso.
Al igual que en cada ocasión anterior, la descarga de adrenalina purgaba todas las cosas insignificantes de su mente. En este caso, mientras caía, solo había una cosa en su mente. Talia.
Damon era dolorosamente consciente de que su pasado volvía para morderle con interés.
