—La Manada de Garraluz.
Damon ayudó a Talia a arreglar su vestido antes de salir del coche y ella le asistió para acomodar correctamente su camisa.
Sólo estaban besándose, pero de alguna forma, con todos los abrazos y apretones, sus ropas quedaron desordenadas.
Talia recordó cómo hace aproximadamente dos semanas estaba en el asiento trasero de un coche con Damon, dejando la Manada de la Luna Roja, y ella estaba tensa mientras él la sostuvo para apoyarse en él con una orden de dormir, pero ahora no podía tener suficiente de él. En aquel momento, pensó que Damon olía bien, pero ahora era dolorosamente consciente de su sabor. Es el chocolate oscuro... suave, rico, misterioso, y extremadamente adictivo, encajando perfectamente con la imagen de Damon, y Talia temía que un día ella podría comerlo de verdad.
El conductor abrió la puerta para ellos cuando Damon golpeó la ventana, señalando que estaban listos, y un Omega ya estaba esperando con su maleta en sus manos.