"Damon se sentó en la banca de cuero con Talia en su regazo, de espaldas a él.
Su falda estaba amontonada alrededor de su cintura y la mayoría de los botones de su camisa estaban desabrochados.
Su posición actual permitía a Talia ver las piernas de Damon entre las suyas, y se dio cuenta de que él había cambiado de ropa y ahora solo llevaba pantalones cortos de entrenamiento negros. Damon abrió las piernas, obligándolas a abrirlas ampliamente
Talia quería inclinarse hacia adelante, pero Damon le mordió el cuello, obligándola a mantenerse sobre él. No perforó su piel, pero el agudo dolor irradiaba por su cuerpo, cada pulso se transformaba en placer y Talia jadeó.
Cada uno de sus movimientos hacían que su cuerpo zumbar y cobrar vida como nunca antes.
Talia sentía que estaba a punto de desmoronarse, pero no quería que él se detuviera.
—Oh, Dios... —suspiró cuando él pellizcó su pezón sin quitarle el sujetador.