"Talia se dirigió al centro del campo de juego con cautela mientras intentaba ignorar el hecho de que cientos —¡o quizás miles!— de personas la estaban mirando.
Su corazón latía con tanta fuerza que apretó los labios en una línea firme, por miedo a que su corazón pudiera escapar por aquella cavidad si hablaba.
—No tenemos mucho tiempo entre los tiros, así que necesitamos que estés cerca —explicó Keith cuando Talia llegó hasta ellos—. El árbitro dijo que está bien.
Talia se sobresaltó cuando Pierce le tomó la mano y no podía creer que se estaba arrodillando.
Pierce fue el primero en la cola para patear el balón desde el punto de penalización.
—¿Necesitamos hacer esto aquí? —preguntó Talia a Keith en un susurro urgente.
—Estarás bien. Cuento contigo —dijo Keith mientras le daba una palmada en el hombro y luego salió corriendo del campo.
Talia miró la espalda de Keith alejándose y sintió ganas de llorar.