—Damon acunaba en sus brazos a Talia que estaba sentada en su regazo, y por primera vez en su vida, no tenía idea de cómo enfrentar el día que le esperaba.
—Los invitados estaban en la casa de la manada, y más estaban en camino, y él tenía responsabilidades y muchos ojos estaban puestos en él, sin embargo, lo único que quería era acurrucarse con Talia y no salir del estudio. O tal vez podrían subirse a su coche y escapar, lejos, donde nadie los reconocería. Eso también funcionaría.
—Irse o no presentarse sería irresponsable —pensó—. Los miembros de su manada esperan que él esté allí, después de todo, esta es una de las mayores celebraciones que su manada está organizando. Y sus aliados querrán verlo, y sus enemigos también están observando. ¡Maldición!
—Tenía la opción de llevar a Talia con él, pero no sería justo ponerla en una situación así sin una explicación y temía que si le dice lo que significa mantenerse a su lado en público, ella huirá.