—¡Talia! ¡Talia! —una voz la llamó, y Talia vio a Liam saludándola desde el campo con entusiasmo.
Al igual que varios otros jugadores en el campo, Liam llevaba una camiseta gris oscuro con el contorno de un lobo aullando en ella, y tenía el número 7.
Si no fuera por el pequeño muro divisorio entre el público y el campo, podrían encontrarse en unos pocos pasos.
Talia le devolvió el saludo con la mano, esperando que su grito no hubiera atraído demasiada atención en medio de todo el ruido de la música y la gente hablando.
Por supuesto, Pierce fue una de las personas que escuchó el grito de Liam y se unió rápidamente.
Pierce llevaba la misma camiseta que Liam, pero la suya tenía el número 5 en ella.
—¡Qué bueno que llegaste! —dijo Pierce con una gran sonrisa.
—Dije que vendría y los animaría, ¿verdad? —respondió Talia sin gritar, convencida de que podían escucharla.