—El club nocturno Shifters.
Talia siguió a Maya por el oscuro pasillo, y el latido del bajo se intensificaba con cada paso que daban.
En el momento en que un tipo corpulento les abrió la puerta, la música electrónica de house asaltó los oídos de Talia y se estremeció.
Le tomó un momento componerse y observar el vasto área mientras seguía a Maya a unos pocos centímetros detrás, temiendo que si se separaran, no podría encontrarla entre la multitud que se movía al ritmo de la música.
Talia frunció el ceño ante la intensidad de los diversos olores que entraban en su sistema. Perfumes, sudor, alcohol. Incluso para alguien sin sentidos potenciados de hombre lobo, era abrumador.
El espacio estaba oscuro y las luces coloridas se deslizaban sobre las cabezas de las personas que llenaban el lugar. Talia no podía ver lo grande que es el club nocturno, pero estimó que había al menos varios cientos de personas presentes. Era muy animado.