—Me alegra que no te hayas olvidado de mí —dijo Zina.
Dawn se sorprendió al escuchar esto. —¿Por qué te iba a olvidar?
Zina se encogió de hombros. —Bueno, ahora tienes a tu compañero y los orgasmos interminables que siempre quisiste. Sería fácil para ti olvidarte de tu vida antes de que apareciera Jorge.
Dawn soltó una risita. —No lo negaré. Es genial. Pero nunca olvidaré quién era y a mis amigos por eso.
Zina suspiró audiblemente. —Yo no sabría.