Damon no podía apartar la mirada de Talia. Se sentía el chico más afortunado del mundo. Ella era más que hermosa. Y bajo esa fachada encantadora, Talia era amable y poderosa, ¡y él le daría la mejor ceremonia Luna que jamás haya habido! Eso era algo en lo que incluso Sapa estaba de acuerdo.
Todo el mundo sabrá quién es Talia, y nadie dudará de que ella es su compañera. Su única.
—Tú eres la siguiente, gatita —la voz de Damon sonó en la cabeza de Talia a través de su enlace mental privado.
—Eso sonó como una amenaza —ella respondió sin mirarlo.
Él aclaró su garganta para suprimir la risa entrante. Pensar que hace sólo unas semanas, esta mujer descarada se encogía cada vez que él le hablaba.
—Espero que lo tomes como una promesa, gatita. Pasaré el resto de mi vida haciéndote feliz.
Sus ojos se desviaron hacia él para encontrarse con su mirada. —Y yo te haré feliz, Damon.
—Ya lo estás haciendo. Por el simple hecho de existir, me das una razón para vivir.