"Damon se encontraba en el balcón que daba al dormitorio principal y miraba hacia el jardín que se había organizado para acomodar a los invitados que saldrían de la sala de eventos, probablemente cuando el sol se ponga y el calor se disipe.
Había ocho mesas redondas, cada una con un mantel blanco inmaculado, y un ramo de flores blancas y moradas. Se colocaron racimos de globos blancos y morados en ciertos puntos del jardín, para crear una frontera invisible alrededor del área designada para el evento.
En los arbustos del jardín se habían colocado suaves luces de hadas que se encenderían por la noche para iluminar discretamente el espacio.
Ya eran casi las cinco de la tarde y los invitados aún no habían llegado, por lo que las únicas personas en el jardín eran los Omegas que estaban ocupados con los últimos detalles.
—Definitivamente, no son bienvenidos —se burló Damon al pensar en la gente que vendría a su casa esta noche.
