"Al ver la expresión malhumorada de Talia, Damon se acercó a ella con un andar coqueto.
—¿Está celosa mi pareja? —preguntó con voz cantarina.
Rodeó su cintura con sus brazos y acercó su nariz a su cuello. —¿Lo estás, gatita?
Talia lamentaba que Damon pudiera sentir sus emociones. Pero incluso así, no tenía intención de admitirlo. —¡Hmph! ¿Quién va a estar celoso de ti?
Damon se rió entre dientes. —Por mucho que me guste que seas tan posesiva conmigo, no hay necesidad. Cuando hablé con Marcy como si fuera bienvenida aquí, fue porque mi lobo me instó.
«¡Traidor!», gritó el lobo de Damon en la cabeza de Damon y Damon lo ignoró. No es que estuviera mintiendo.
—Gatita, necesitas creerme. Ninguna mujer se compara a ti.
Talia pudo sentir la sinceridad detrás de sus palabras y su espíritu de lucha disminuyó. Golpeó débilmente su pecho. —Si te acercas de nuevo a Marcy de esa forma, podría romper cada parte de tu cuerpo que entró en contacto con ella.