—Rafe miraba fijamente a Arabelle mientras su equipo se afanaba a su alrededor, su charla y actividad llenaban la habitación. Ella se veía deslumbrante, incluso con la fatiga persistente en su cara. Afortunadamente, él ya había cuidado un detalle crucial: solicitar una licencia de matrimonio semanas atrás cuando había estado jugueteando con la idea de hacerla su esposa. Esa decisión había salvado el día durante la conferencia de prensa y ayudado a solidificar su historia. Por supuesto, eso también la había enojado claramente.
—En su defensa, él no había sido quien había anunciado su supuesta boda al público. Eso había sido una inesperada jugada por parte de Arabelle misma, lo que, en su mente, los dejaba en igualdad de condiciones. Ninguno de ellos había planeado este caos, pero ahora estaban atrapados navegándolo juntos.