Su garganta se tensó, dificultándole la respiración, y tuvo que tragar con fuerza antes de encontrar el valor para hablar. Su voz temblaba de incertidumbre. —Rafe... —comenzó. Inhaló profundamente, reuniendo su resolución. —Si decido quedarme con el bebé —dijo, sus palabras saliendo lentamente, como si cada una tuviera que ser cuidadosamente ponderada antes de ser pronunciada—, ¿cómo ves nuestro futuro?
Su corazón latía fuertemente mientras continuaba, la vulnerabilidad en su voz imposible de ocultar. —¿Será este niño tu heredero? ¿El próximo en heredar el trono? ¿Qué sucede cuando eventualmente te cases? ¿Podrá tu esposa aceptar que tengas un heredero fuera del matrimonio? Ya estás en una posición donde se te imponen expectativas—responsabilidades, alianzas, legados... —Se quedó sin palabras, sus ojos buscando en su cara respuestas—. El futuro como tú lo has imaginado sería muy diferente...