—Tú. Yo. Afuera. —La voz de Cai era cortante, no dejando lugar a discusión mientras señalaba la puerta.
—Volveré enseguida, Señorita Arabelle —dijo Rafe, con un tono excesivamente educado mientras apartaba su silla y se levantaba.
—Cai imitó las palabras de Rafe en un susurro burlón, ganándose un ligero ceño fruncido de Arabelle, que parecía querer intervenir. Pero una mirada severa de Cai la hizo callar, dejándola mordiéndose el labio en frustración mientras los dos hombres salían al corredor.
Una vez en el corredor, el silencio se extendió entre ellos como una cuerda tensa. Cai cruzó sus brazos, su postura irradiando autoridad, mientras que Rafe se apoyaba casualmente contra la pared, aparentemente despreocupado. La tensión en el aire era palpable mientras se enfrentaban con la mirada, ninguno dispuesto a ceder primero.