—Ella salió del baño y todo lo que él pudo hacer fue mirarla, tratando de leer su expresión. Pero su cara no revelaba nada —estaba completamente inexpresiva. ¿Qué se suponía que tenía que interpretar de eso? ¿Estaba feliz? Lo dudaba mucho. ¿Estaba enojada, triste o confundida? No. Nada. Solo una perfecta cara de póquer.
—¿Estás bien? —se aventuró a preguntar con cautela.
—Ella lo miró, sus labios se torcieron en una sonrisa sarcástica —¿Qué podría pasarme después de orinar? —respondió ella, su tono rebosante de burla.
—Él se estremeció. Vale, así que el sarcasmo era su mecanismo de defensa. Tomado en cuenta.
—Sin embargo, insistió, sus nervios apenas sosteniéndose —¿Es... buena noticia?