"Ares no podía creer lo que veían sus ojos. Ahí estaba ella, viva y bien. Las palabras de Efraín entraban por un oído y salían por el otro mientras la presentaba como Darcy. Ella miraba a Ares como si no tuviera idea de quién era él, y esa sensación de desconexión le corroía.
—Es un placer conocerte, Ares. Me alegra que te hayas recuperado y estés bien —sonrió ella.
Ares parpadeó, incapaz de sacudirse la incredulidad. Tenía que ser Corinna.
Corrina frunció el ceño, al notar la forma en que la miraba. —¿Nos hemos conocido antes? —preguntó.
—Sí. Nos hemos conocido antes —respondió él—. Te conozco, pero no como Darcy.
Su expresión cambió, la curiosidad y la confusión se mezclaron en su cara. —¿Me conocías tal vez como... Corinna? —se preguntó, ladeando ligeramente la cabeza.
Su corazón saltó al reconocimiento. —Sí —confirmó.
—¿Por qué no nos sentamos y hablamos? —sugirió Efraín, sintiendo el peso de la conversación que estaba a punto de tener lugar.