"Mientras Nazneen yacía debajo de él, aún temblando por las olas de placer que la habían inundado, Ares se encontró realmente consciente de cada faceta de su presencia. Sus sentidos, intensificados por la intensidad del momento apasionado que compartían, se sintieron atraídos hacia ella de una manera que iba más allá del simple deseo.
El latido irregular de su corazón llenó sus oídos como una melodía hipnótica que hizo que su propio latido del corazón se acelerara. El olor de su excitación impregnaba el aire a su alrededor, un aroma embriagador e intoxicante que giraba por sus fosas nasales e incitaba aun más su deseo por ella. El sabor de ella todavía perduraba en sus labios, un sabor dulce y adictivo que le dejaba anhelando más.