—¿Experimentaste con sangre de dragón? —Nazneen cruzó los brazos sobre su pecho.
Ares tomó un momento para pensar qué camino quería tomar. Decir algo para enfadarla y terminar con esto que se estaba intensificando entre ellos y vivir sus últimos días navegando a la deriva o tratar de aliviar las cosas.
Incapaz de decidir, dejó que el destino decidiera por él y contó las cosas como eran. —Sí —respondió—. ¿Quién te lo dijo?
—Escuché a tus hombres, pero no importa —dijo ella, molesta y enfadada—. ¿Por qué harías eso?
—Estaba intentando encontrar cualquier camino posible para luchar.
—Entonces, hay dragones en alguna parte por ahí que están siendo experimentados.
—Dragones que salieron y fueron atrapados destruyendo y matando a los humanos.
Ella respiró hondo como para calmarse. —¿Qué esperabas lograr?
—Fuerza, velocidad y rápida sanación.