"Para Ravina fue muy satisfactorio pelar la capa superior de la piel de Malachi y ver la que brillaba apareciendo desde abajo. Sabía que él podría hacerlo él mismo, pero sólo quería provocarla y ella entraba en su juego.
Se desplazó alrededor de donde él estaba sentado en la gran roca para pelar la piel de su pecho. Tenía que caminar en contra de las olas del río, lo que enfriaba sus pies pero no le molestaba. Durante los últimos días, había estado sintiéndose caliente.
Ravina no sabía qué encontraba más placentero y satisfactorio, ¿ver su pecho o pelar su piel? Era como si le estuviera quitando la ropa.
—No me mires —dijo mientras él la observaba mientras ella le pelaba la piel.
—Estás justo frente a mí. ¿Quieres que cierre mis ojos?
—Sí —respondió ella, pensando que de todas formas él no lo haría, pero él se reclinó sobre sus brazos y cerró sus ojos.