"Ravina y Malachi habían almorzado en la casa de Araminta. Había pasado un tiempo desde que lo hicieron y aunque a Malachi le gustaba almorzar solo con Ravina, también extrañaba sentarse con su familia.
—¿Ya se encontró al huésped? —preguntó su madre.
—¿Acabo de venir de allí? —Saul sonrió, entrando en la habitación—. Por la mirada feliz en su rostro, Malachi supuso que había causado algún problema. El hombre necesitaba encontrar un propósito en la vida. —¿Y sabes qué? Puede caminar.
—Todos sus hermanos fruncieron el ceño y Ravina levantó la vista confundida de su plato. Podía ver las preguntas pasando por su mente y él también tenía sus propias preguntas.
—¿Qué quieres decir? —Araminta preguntó mientras se sentaba a la mesa.
Saul sacó una silla y se hundió en ella con un suspiro—. Solo puede significar que se curó la pierna.
—¿Acaso no es humano?
—Esa es una buena pregunta —dijo Saul mientras ponía comida en su plato.
—¿Podría ser una bruja? —Joel preguntó.