"Ares observó a Nazneen a la luz tenue, viendo la vacilación en sus brillantes ojos ámbar. Podía entender si ella no estaba lista para hablar de ello aún. Estar encerrada durante cien años y por qué se hizo, no podía ser un recuerdo agradable y ella acababa de ser encerrada de nuevo.
—No tienes que decirme —él aseguró.
Ella apretó los labios fuertemente y luego tragó. —Estoy segura de que puedes adivinar que no era una persona agradable.
Él permaneció en silencio permitiendo que continuara a su ritmo.
—Tenía una profunda cólera y resentimiento dentro y... lo descargaba con las personas equivocadas. Me gustaba jugar ciertos juegos —ella sonrió despectivamente—. Juegos que me hacían sentir bien conmigo misma. Me gustaba captar la atención de las personas, tomar su tiempo, dejar que me agasajaran con cariño, y luego los abandonaba. —Su mandíbula se tensó.
—¿Por qué? —Él susurró.
—No lo sé —ella se encogió de hombros—. Creo que me hacía sentir... bien.
Él frunció el ceño.