—Eres muy guapo, Efraín —dijo Nazneen—, tratando de poner celoso a Ares en la mesa del almuerzo. Efraín se detuvo y levantó la vista, sin parecer tan divertido antes de forzar una sonrisa. —¿Has encontrado a tu pareja de cría?
—Afortunadamente sí —respondió.
—¡Oh! Debe ser afortunada. ¿De qué clan es ella?
—Ella es humana —sonrió divertido.
¿Humana?
—¿Ustedes... están juntos? —preguntó.
—Felizmente.
Ella frunció el ceño y él continuó comiendo.
—Bueno, este hombre es mi pareja de cría —dijo señalando a Ares. Su declaración vino con un tono de disgusto que la hizo estremecerse al escucharse a sí misma.
Efraín debió haberlo escuchado también. Casi se tensó antes de recuperar la compostura. —Qué afortunada eres entonces —sonrió.
No tan afortunada.
Continuaron comiendo su almuerzo mientras ella se perdía en pensamientos, preguntándose cómo era que él era feliz con su pareja de cría humana.
—Me gustaría hablar con Efraín a solas —dijo Nazneen cuando terminaron de comer.