—Darcy no podía evitar temblar después de recuperar la conciencia. Le llevó un momento antes de poder siquiera responder a las criadas. —Estoy bien, quiero estar sola —les dijo.
Cuando se fueron, miró por la ventana. Todavía era de mañana, el sol era suave.
—¡Compañera de raza!
Volvió a temblar, subiendo las piernas hasta su pecho y envolviéndose a sí misma con sus brazos. Se quedó allí durante lo que pareció una eternidad tratando de combatir los recuerdos del horror que había vivido, tratando de estabilizar su latido del corazón y su respiración para no perder la conciencia de nuevo.
Se limpió el sudor de la frente y las criadas ya habían regresado para pedirle que almorzara, pero se negó. No lograba tragar nada. Todo en lo que podía pensar era en tratar de superar su pesadilla y la palabra que la atormentaba. No podía pensar más allá de eso.