Claramente, los sementales y las ovejas eran diferentes tipos de hombres, así que montar a un semental...
—¿Montar a un hombre...?
—¿Cómo...
Ella dejó su pluma de lado sintiendo que tenía una idea de lo que leyó y todas sus conclusiones fueron que se trataba de un acto sexual. Una posición para ser específicos en la que la mujer estaba arriba.
—¡Dios! Fue tanto bueno como malo que leyó esos libros y estos hombres sin vergüenza... —¿en serio? ¿Qué le hizo pensar que ella querría... hacer...?
Sus hombros cayeron derrotados y luego su mente le proporcionó algunas imágenes explícitas de esa posición. Malachi boca arriba entre sus sábanas rosas con esa mirada que tenía cuando la deseaba y ella sentada sobre él.
Su corazón casi falla al pensarlo. De repente se sintió quemandose.
Empujándose lejos de la mesa, alcanzó el bastón cuando llegó un golpe de la puerta.
—Adelante.
Mara entró, luciendo un poco preocupada.
—¿Cuál es el problema? —preguntó Ravina.