"Ravina observaba a los hermanos jugando mientras estaba sentada en la silla. Los hermanos de Malachi no le permitían saltar más de diez veces, jugueteaban con él y arruinaban su conteo. Ignoró a todos cuando los niños comenzaron a saltar con él, algunos le pedían que los levantara para saltar con ellos en sus brazos.
Había muchas risas y gritos. Había algo hermoso en tener muchos hermanos y buenos primos. Sólo tenía una hermana y un primo que era su principal enemigo. Malachi fue bendecido con muchos seres queridos.
Pasaron de saltar la cuerda a luchar. Ravina se sorprendió de que los niños lucharan. Era un tipo de lucha extraño en el que desarmarías a tu oponente y los ensuciarías con barro y hierba. Ganaba el que estaba más limpio. Los hermanos eran los entrenadores, dando consejos y motivándolos antes de la lucha.